miércoles, 20 de septiembre de 2017

El hambre y las ganas de comer

Aclaración previa: considero honesto advertirle al lector que, si es de aquellas personas que consideran una crítica como declaración de guerra contra el destinatario de la misma, se ahorre el tiempo y deje de leer aquí mismo: no le interesará leer argumentos y no me interesará dárselos. En este espacio se marcan errores y aciertos de los diferentes actores, con la sinceridad y el respeto que tienen los que quieren un Estudiantes de La Plata cada día más grande.

Tendría que haberle preguntado el nombre. Siempre es mejor ponerle nombre a las personas, a las situaciones, a las decisiones. El caso es que tendría unos ocho años, quizás alguno más. Se ubicó unos escalones arriba de quien escribe, con su papá, un hombre evidentemente escapado, escasos minutos antes, de una de las tantas oficinas de esta ciudad. En ningún momento voltee para mirarle la cara, pero tampoco hizo falta: su voz, fresca, transparente, esperanzadora, no tenía otra alternativa que corresponderse con una cara llena de ilusión, esa que todos llevamos a cualquier estadio cada vez que juega Estudiantes de La Plata. Ilusión de ver a nuestro equipo ganar, a nuestros jugadores dejar la piel, al cuerpo técnico pensando en la manera que más nos acerque al triunfo.

Después de siete partidos, una pretemporada cortada, una decena de refuerzos y dos salidas muy importantes, Gustavo Matosas dejó de ser el entrenador del primer equipo. La salida del uruguayo fue tan rápida como previsible: gran parte de las personas que ayer estábamos en algún rincón del estadio, sabíamos que el ciclo Matosas era ese producto que el almacenero le devuelve al proveedor para que se lo cambie porque está próximo a vencerse o vencido.

¿Cómo se explica esto?

La elección de Matosas, a priori, era arriesgada: un entrenador, con una fuerte personalidad y gustoso de la exposición mediática, llegaba a comandar un plantel con varios caciques (algunos de cotillón), un grupo de jóvenes y varios nuevos jugadores, ninguno con demasiado cartel. Se quedaba dos años o se mataban a trompadas a los 2 meses…paso lo segundo.

Un entrenador con más ganas de hablar que de hacer, decidido a tomar decisiones muy importantes sin las acciones como sustento. Sucede que para tomar decisiones importantes y no morir en el intento, los integrantes del equipo (cualquiera sea, de cualquier disciplina o ámbito) deben sentirse identificados con quien decide y eso, en este caso, estuvo muy lejos de pasar.

Pero dejemos la facilidad de caerle solo a Matosas a otros y tratemos de mirar más allá del árbol…

Juan Sebastián Veron quería que Lucas Nardi fuera el sucesor de Nelson Vivas, quien dejó el puesto tras uno de los mayores papelones futbolísticos de la historia del club (la única cabeza que rodó fue la de Nelson, ningún jugador quedó fuera del nuevo ciclo). La historia de Nardi es harto conocida. El deseo de la dirigencia no pudo materializarse y allí apareció Matosas, un entrenador cuyo perfil es diametralmente opuesto al de los últimos (Pellegrino, Milito, Vivas…inclusive Nardi). Aquí hay un error mayúsculo de Veron que seguramente capitalizará en el futuro: ya sea porque el entrenador trabajaba mucho menos de lo que este club exige, ya sea porque no le dio el respaldo para desplazar del once titular a algunos peces gordos o porque no puso un límite a la injerencia de algunos integrantes del plantel en las decisiones estrictamente dirigenciales.

Alejandro Sabella dejó la dirección técnica de Estudiantes de La Plata a comienzos de 2011 por razones que nadie sabe, o pocos saben, muchos suponen, nadie confirma. Desde ese momento hasta hoy, se ha producido un proceso de acumulación de poder en manos de un grupo de jugadores que debe ser resuelto. Los logros obtenidos se deben traducir en eterna gratitud, admiración, respeto, afecto pero no en poder para influir cada vez más en la elección y el sostenimiento de los entrenadores. Sin lugar a dudas, tienen derecho a dar su opinión, a aportar, desde su mirada, otra visión de lo que pasa, de lo que el equipo necesita. Eso es una cosa y otra, muy distinta, es mostrar una penosa actitud dentro de la cancha porque no les gusta la cara del entrenador de turno. ¿Esto quiere decir que salieron a perder? Definitivamente no. Esto quiere decir que están más pendientes de la elección del dt de lo que deberían, que invierten energías en decisiones que no les competen, energías que dejan de tener a la hora de salir a jugar.

Un entrenador con mucha parla y poco trabajo, que, sin respaldo dirigencial, saco del equipo al capitán y líder del plantel. Un plantel que nunca quiso creerle al entrenador y cuando tuvo que elegir, no lo eligió a él. Se juntaron el hambre y las ganas de comer. Matosas hizo (o no hizo justamente) mucho para irse y los jugadores no tenían muchas ganas de que se quede.
El nene se secó las lágrimas, agarró a su papá de la mano y empezó a subir las escaleras con su ilusión hecha trizas.

7 abrazos!



martes, 29 de agosto de 2017

TRABAJO Y DECISIONES

Ayer comenzó el torneo local para Estudiantes de La Plata: triunfo 2 a 1 en condición de local sobre Arsenal de Sarandí, dando vuelta un partido que pintaba para problema y terminó en alivio.

Corregir ganando es siempre más fácil pero requiere de un nivel de autocrítica tal que permita visibilizar las falencias a ajustar (ayer el equipo de Matosas tuvo y muchas).

Antes de meternos de lleno en el análisis del partido, contextualicemos, porque es importante darle el marco de referencia que se merece cada una de las situaciones que pretendemos analizar: Estudiantes de La Plata se encuentra en una etapa de  armado, luego de sufrir varias salidas (algunas muy importantes) y recibir un aluvión de incorporaciones, incluyendo nuevo cuerpo técnico. La más probable es que Matosas aun no haya podido disponer en el campo a su once ideal, en algunos casos por lesión (Dubarbier), en otros casos por falta de tiempo de adaptación (Alemán) o sencillamente porque aun no ha encontrado a esos once que, complementados, ofrezcan el mejor rendimiento como conjunto.

El partido de ayer fue una muestra más de que el equipo requiere algunos cambios de nombres y mayor claridad en la estrategia a desarrollar.

Empecemos por la cuestión estratégica. ¿Cuál es el plan? ¿Cómo se supone que Estudiantes de La Plata va a impedir que le conviertan y lograr goles en el arco rival? Se vislumbran ciertos conceptos pero aun no se logran plasmar en la cancha durante un lapso sostenido. Se sabe que Matosas es amante de la presión alta, el juego de posesión sin perder la verticalidad, el achicamiento de líneas hacia adelante. También, volviendo a poner en contexto la situación, hay que decir que este es el cuarto partido de este ciclo, con una pretemporada en el medio, con jugadores yéndose y jugadores recién llegados. Aun Matosas no encontró los mejores intérpretes para su plan de juego o, si los encontró, todavía no están aceitados los mecanismos para que la maquina funcione como el técnico espera.

Ahora vayamos a los nombres. Antes de continuar, una aclaración: lo que se escribe en este espacio parte del respeto hacia las personas que se enuncian y con el solo objetivo de querer aportar una opinión más a todas las demás (todas válidas y respetables). Estudiantes de La Plata necesita renovar algunas de sus líneas, darle aire fresco a sectores de la cancha clave, aunque haya que transitar momentos de zozobra como es de esperar ante cambios importantes. El arco tiene dueño, pero la línea defensiva pide a gritos una lavada de caras. Sánchez, de bajísimo nivel, deberá pelear el puesto mano a mano con el recién llegado Catalan; la dupla central necesita un cambio, aunque es cierto que los recambios son jóvenes con poca experiencia, al menos uno de los dos actuales titulares deberían ceder su puesto; Diarte parece haberse adueñado del lateral izquierdo a fuerza de corrección táctica y entrega.

Algo parecido sucede en el doble 5. La llegada de Zuqui es una muy buena noticia. El mendocino demostró que viene con muchas ganas, mas allá de las aptitudes técnicas y físicas con las que cuenta. El compañero de Zuqui es el tema: Damonte, Braña o Cascini asoman como las alternativas. Personalmente y en principio me inclinaría por Braña, teniendo muy en cuenta que, dependiendo del partido, Cascini podría ser un buen elemento para unir la defensa con la línea de mediocampistas ofensivos.

En esa siguiente línea de, aparentemente, tres mediocampistas/medias puntas/delanteros aparece una certeza y muchas dudas. Gastón Nicolás Fernández, en dos partidos, demostró que esta intacto: técnica, pase claro, lucidez conceptual. El tema es que La Gata requiere mejor compañía que la que hoy le brindan Lucas Rodríguez y Otero: Tití no logra terminar de concretar lo que insinúa y el colombiano tiene serios problemas para el retroceso que no compensa con aportes relevantes en ataque. A todas luces, éstos parecen los cambios más fáciles de hacer: Dubarbier, cuando se recupere, es número puesto para ubicarse por izquierda, quedando el sector derecho, por ahora, sin dueño aparente. El ecuatoriano Alemán mostró cosas interesantes, pero necesita tiempo para adaptarse a un nuevo país, otro futbol, y otros compañeros. Además, se lo notó más cómodo por izquierda que por derecha. Lucas Melano surge como otra alternativa, aunque quizás tirado a la banda pierda desequilibrio individual. Borgnino, Luguercio, Cejas son otras alternativas.

El centrodelantero tiene nombre, apellido y un corazón para correr y matarse a palos con los centrales contrarios digno de aquel que se fue hace ya varios años atrás. Pavone necesita mayor y mejor abastecimiento, menos lucha y mas pelotas que lo dejen de cara al gol.

En conclusión, es saludable una victoria en tiempos de búsquedas y más saludable será que Matosas logre plasmar un patrón de juego claro, más allá de acomodar cuestiones táctico-estratégicas puntuales en determinados partidos antes ciertos rivales. Para eso, es imperioso trabajar intensamente y tomar decisiones tan incómodas como necesarias.


7 abrazos! 

domingo, 29 de mayo de 2016

Un precio



“Seguimos subidos todos en un globo 
buscando acomodo sin poder bajar 
y nunca ha faltado quien le ponga el precio 
al silencio, al tiempo, a la luz, a la paz” 


“¿Y cuando empezó todo a tener un precio?”...El autor de la canción se pregunta y nos pregunta. Quien escribe, esta lejos de la respuesta. Pero sabemos que en la actualidad, lamentable y fatalmente, todo tiene un precio.

Estas palabras, mas que enojo, llevan un alto grado de tristeza, de brutal realismo.

Otra vez el tipo se va, otra vez buscando un mejor rédito económico: primero México, después Estados Unidos, ahora se supone que Chile. Por lo menos, tuvo la delicadeza de no cruzarse a una vereda cercana, de por acá nomas. Tomo eso como un pequeño gesto, para nada el que esperaba y esperábamos, pero gesto al fin.

La tentación de convertir el relato en despecho es tan grande...porque grande es el cariño, entonces uno se siente traicionado, defraudado. Hay que entender que todo tiene un precio.

Ninguno de nosotros esta en condiciones de juzgar las decisiones del tipo ¿quienes somos para meternos en su bolsillo? ¿quienes para opinar de su economía? Además, siempre hay una parte del cuento reservado solo para los protagonistas...”los de a pie” llegamos a enterarnos hasta donde ellos quieren.

Rescato si, la sinceridad. Porque realmente creo que no hay engaño en sus palabras. Sinceramente creo que tiene un gran afecto por nosotros, por el club. Sin dudas es acá donde mas a gusto se siente, donde mejor lo tratan y en donde mas feliz ha sido trabajando. Pero todo tiene un precio. Y, otra vez, alguien pago el suyo.

“Tengo una oferta imposible de igualar”...nada podemos hacer contra eso...es como esa persona que te dice “vos sos el amor de mi vida, pero aquel…aquel me da casa, comida, viajes al exterior...” En algún tiempo volverá o querrá volver y seremos nosotros los que deberemos abrirle nuevamente las puertas, o decirle “lo siento, te necesitaba aquella vez, cuando te fuiste pleno, jodidamente pleno”...y él deberá entenderlo porque fue él quien propuso este juego...bah, ni siquiera él...es el negocio, así son las reglas de este juego, que de juego cada vez menos...es un negocio y entendámoslo así...de hecho, probablemente, nosotros en su lugar haríamos lo mismo o seriamos peores...quizás nuestro precio al lado del suyo sea una oferta de feria. “Si yo estuviera en su lugar...” pero pasa que no estás en su lugar, por eso es SU lugar y no TU lugar.

Sucede también, que hay un "culpable" en todo esto. Alguien que cumplió aquella frase que toda regla tiene una excepción. Comparar a cualquier otro con él seria injusto, porque por algo el tipo esta un escalón arriba del resto, por algo muchos, muchísimos, lo ubicamos por encima de los demás. No seria lo que es si no hubiese vuelto cuando volvió y como volvió. Esa es una vara imposible de utilizar con cualquier otro. ¿Tenía resuelta su vida económica y la de varias generaciones por venir? Sin dudas que si, aunque podría haberse asegurado varias generaciones mas si se quedaba del otro lado del mundo...en cambio decidió regresar y no irse mas. Llegó un momento en el que nadie mas pudo pagar su precio.

El tiempo pasará y solo nos quedarán grandes recuerdos, hermosos goles, exquisitas asistencias, inolvidables jugadas. Aunque siempre habrá algún memorioso que nos hará acordar de la noche de ayer, cuando decidiste ponerle un precio a tu sentimiento y conseguiste el financista que te lo compre.

Definitivamente te deseo lo mejor, porque no se puede desearle otra cosa a alguien que a uno le dio algunos de los mejores momentos de felicidad.

Las despedidas suponen un grado de tristeza y esta no es la excepción.


Todo tiene un precio... tu fútbol me compro.


7 abrazos!

martes, 19 de enero de 2016

La puta madre

Todavía me cuesta creerlo. Sigo esperando que llegue un audio cagandote de risa de todos nosotros, haciendo uso de ese humor negro que siempre usas. Que quilombo de conjugaciones que tengo la puta madre. Esas tres palabras las repito y las leo o escucho de muchos otros a cada momento: la puta madre.

Entender esto no lo voy a entender nunca, no tengo ni las ganas ni la capacidad para hacerlo. Que pase esto a un tipo como vos, a mi que me dejen de joder. La puta madre.

Nos conocimos por Twitter, esa abominable red social que no hace mas que presentarme personas anónimas con las cuales comparto mucho tiempo de mi vida hasta sentirlas cercanas. Todavía hay gente que critica estas nuevas formas de conocer a otros (si supiera que te da la posibilidad de conocer a tipos como vos no perdería el tiempo hablando boludeces y se haría un usuario). La puta madre.

Pero no alcanzó con la relación virtual. Y entonces empecé a conocer a la persona detrás del personaje que todos un poco tenemos en Twitter. Pero conocí al Cesar que leía, no había personaje, quizás alguna exageración en lo virtual para producir humor, pero no vi a otro Cesar, era el mismo buen tipo que uno percibía que eras. La puta madre.

A partir de ahí, muchos momentos compartidos. Primero los ateneos, después los asados en tu casa, las idas a la cancha cuando te sumabas a nuestro lugar, con Maxi y Nico, los asados con los muchachos del grupo. Siempre esa generosidad para hacerme sentir parte de tu familia, de los tuyos. A mi y a todos. La puta madre.

Recuerdo cada asado en tu casa. “Acá se prende la parrilla hoy, venís? Traete un diario Hoy que invite a la prensa, te necesito mas veronista que nunca” Y ahí me iba, y era cagarse de risa, discutir con los muchachos (Fer, Fede, Toti, Omar, Alejo), jugar con JS y compartir una birra con Sofi. Se hacia cualquier hora y nosotros ahí, arreglando las finanzas de Estudiantes, peleando porque yo bancaba a Zubeldia y vos a Bilardo cuando sabíamos que era un paso de comedia para los otros. La puta madre.

¿Que decir del grupo de whatsapp? Es imposible explicarle a la gente que lee esto lo que pasa adentro de ese grupo. Todos pinchas, todos buenos tipos, con distintas edades, con distintos pensamientos, pero siempre discutiendo cosas, opinando y cagandonos de risa. Vos llevabas el compás, desde la mañana pasando revista, metiendo el humor en cada una de las noticias, siendo el ladero indispensable de Juan, mandándonos a dormir a todos por alguna boludez que decíamos, compartiendo cada minuto de tu vida. Porque nos sentías tus amigos, así nos tratabas y así lo decías. Esos asados quedaran dentro de mi corazón para siempre, ese personaje virtual que cobraba vida real y nos hacia llorar de la risa. La puta madre.

Tu amor por Estudiantes de La Plata. Por la historia del club, por Bilardo, por todo lo que nos representa. Tanto que elegiste ese nombre tan especial para todos nosotros para esa hermosa persona que es JS. La puta madre.

Tu amor por tu familia, por tu vieja, por Sofi y por JS. Cómo te emocionabas hablando de tu viejo. Recuerdo cuando viniste a casa, porque habías conseguido un Grupon cerca de acá para el service del auto y aprovechamos para comernos un asado. Que lindo día ese, viejo. La puta madre.

Y ahora? Ahora seguro que estas escuchando a Soda, compartiendo una birra bien fría con tu viejo, mientras se hace ese asado que andarás preparando vaya saber uno donde. Andarás puteando porque trajimos a algún cuatro de copas o porque vendimos mal a alguna joya, metiendo en el medio algún chiste bien negro para que todos se caguen de la risa. La puta madre.

Se fue uno de los buenos. Pero de los buenos en serio. Un tipo con un corazón gigante, con unos huevos para ponerle el pecho a las bravas envidiable, un tipo transparente, buen tipo. Eso, buen tipo, carajo. La puta madre.

Donde quieras que estés, gracias por los momentos vividos: esto sin vos va a estar bastante apagado, viejo, sin tu humor, sin tu carisma. Los que nos quedamos haremos lo posible para que Sofi y JS estén como vos siempre quisiste. La puta madre.

Hasta cuando nos volvamos a encontrar Pochi, Facha, Bustos, Argentino, Cabe, formador de precios, contrera...Cesar. Amigo.

La puta madre.

7 abrazos!




lunes, 7 de diciembre de 2015

Milito. Reflexión. Autocrítica.

Martes 21 de abril de 2015. Guayaquil, Ecuador. Ese día, en esa ciudad, Gabriel Milito debuta como director técnico de Estudiantes de La Plata. Solo pasaron siete meses y algunos días de aquella noche de Copa Libertadores y el joven entrenador decidió ponerle punto final a su ciclo, su corto pero intenso ciclo.

La llegada, los prejuicios.

Su identificación ineludible con el Club Atlético Independiente de Avellaneda y su relación cercana con Cesar Luis Menotti hicieron que la llegada de Milito sea muy resistida por gran parte de los hinchas de Estudiantes de La Plata.

Quienes criticaban la decisión tomada por Juan Sebastián Veron se basaban en la vieja (y desde aquí pensamos acabada) dicotomía “Bilardo vs Menotti”: Milito era sindicado como parte del otro bando, nada tenia que hacer por estos lares.

Otra cuestión que se reprochaba, sin haber visto siquiera una práctica de Milito, era su idea de juego. Al ubicarlo en el bando menottista, se daba por hecho que estábamos en presencia de un entrenador lírico, que priorizaba las formas por sobre el fondo y que no iba a trabajar con la rigurosidad que históricamente desde Estudiantes de La Plata se ha exigido para con sus entrenadores.

Lo cierto es que Veron, sabiendo el riesgo que asumía, tomó la decisión de contratar a Milito, tras la desprolija salida de Mauricio Pellegrino.

Lejos de demostrar holgazanería menottista, Milito se mostró desde un primer momento como un amante de la estrategia, la táctica, el análisis de los rivales y el trabajo de campo con sus dirigidos. Cuestiones que cualquier periodista que concurría diariamente a City Bell puede dar fe. De menottista, muy poco.

Con el correr de los partidos, se apreciaba una insistencia desmesurada en querer comenzar los ataques a partir de un primer pase corto, del arquero hacia los defensores o el mediocentro. Mas de una vez, esta intención fue criticada, provocando murmullo y nerviosismo en la tribunal albirroja. Milito no contaba con los mejores interpretes para desarrollar aquella intención, aunque también hay que decir que no se recuerdan demasiados goles en contra por un error de salida. Por otro lado, y creo que este punto no ha sido debatido en profundidad, habría que analizar el rol de los jugadores en esta o en cualquier otra acción del juego. ¿Hasta donde es el técnico el culpable y hasta donde el jugador carece de criterio para darse cuenta qué le pide la jugada? Un poco la insistencia del técnico, otro poco la falta de criterio de los actores. Como sea, este tema fue una de las grandes criticas al equipo de Milito.

Resultadistas enojados con las formas

Si hay algo que no se puede refutar son los números. Menos en una competencia donde lo que se pide es sumar puntos. Milito, su equipo, los sumó: 51 puntos en un torneo de 30 fechas, obteniendo la séptima ubicación, detrás de Boca, San Lorenzo, Rosario Central, Racing, Independiente y Belgrano; clasificación a la liguilla Pre Libertadores que, derrota a manos de Racing mediante, se transformó en clasificación a la Copa Sudamericana (demostrando una amplia supremacía sobre su rival, Olimpo).

Muchos de los opositores a Milito marcan que sólo ganó los partidos accesibles. En primer lugar, suena un tanto raro leer o escuchar a hinchas de Estudiantes de La Plata menospreciando victorias. Hemos llegado al punto de cuestionar a un entrenador que gana pero no de la manera que, muchos suponen, debería ganar Estudiantes de La Plata. Y aquí me detengo y deberíamos detenernos todos, un largo rato y pensar: ¿hay una manera? ¿cual es nuestra manera? Nos pasamos 50 años diciendo que lo único importante es ganar y ahora resulta que nos importan las maneras porque en realidad lo que nos importa es nuestro descontento con el entrenador de turno. Realmente desconcertante. Una segunda cuestión, que seria interesante abordar, es si realmente no nos terminamos creyendo aquello que nos quisieron vender, aquello contra lo cual peleamos incansablemente en los 80, aquello de que hay un fútbol lindo y un fútbol feo y nosotros, Estudiantes de La Plata, somos el fútbol feo. A veces creo que muchos terminaron comprando ese pescado podrido, acabaron siendo parte de ese circo montado desde cierta parte de la prensa y el ambiente del fútbol. Muchos siguen tomados por aquella dicotomía cuando la batalla ya fue ganada, cuando hoy en el mundo no existen líricos, cuando lo que se ve es, dentro de los entrenadores mas influyentes a escala mundial, pequeñas diferencias que no tiene que ver con entrenar o no hacerlo, con analizar el rival o despreciar su estrategia, con practicar pelota parada o creer que es una perdida de tiempo. Nadie discute eso hoy en el fútbol mundial. Es una batalla ganada que algunos tienen ganas de seguir dando. Para nada vamos a descalificar a éstos últimos, solo marcamos que la discusión, humildemente, debe enfocarse hacia otro lugar: es momento de debatir nuevas estrategias, tácticas que neutralicen los nuevos desarrollos futbolísticos que se presentan en el siglo XXI, nuevas combinaciones que enriquezcan el juego y posibiliten ganar.

Volvamos a Milito. Ganó 16 partidos, empató 8, perdió 6. Una efectividad por encima del 60%.

Totalmente cierto es que no obtuvo victorias rimbombantes: perdió los partidos que separan a los grandes equipos de los equipos serios pero limitados. Eso fue Estudiantes de La Plata con Milito en el banco: un equipo serio, que no paso papelones en ninguna cancha, pero que tampoco le hizo pasar papelones a ninguno. Un equipo que gano los “ganables” y no ganó los que te separan del segundo pelotón. La pregunta es ¿le daba para mucho mas a este plantel? ¿Milito no logró sacar la mejor versión de los jugadores o demasiado hizo con lo que tenía? Después de las inolvidables conquistas conseguidas entre 2006 y 2010 la vara ha quedado muy alta y, en algunos casos, no se acepta que ya no somos lo que alguna vez supimos ser. Estudiantes de La Plata no estaba para salir campeón de nada (quizás de la Copa Argentina por su formato, pero ni tampoco), sino para sumar muchos mas puntos que la mayoría, entrar a una copa (la libertadores como objetivo principal), consolidar juveniles y paremos de contar.

Desde aquí podemos decir que no haber dado un paso mas en lo que se refiere a vuelo futbolístico es mas atribuible al mal armado del plantel que a falencias del entrenador saliente.

A principio de 2015, con Mauricio Pellegrino como director técnico, Veron decidió realizar varias incorporaciones con vistas a la participación en la Copa Libertadores. Pellegrino había pedido pocas cosas pero precisas: un arquero titular, un central de nivel, un jugador que reemplace a Correa. Los pedidos no fueron escuchados y se optó por traer a muchos jugadores, algunos con experiencia pero con poco rodaje, otros sin nivel para la primera división. Un plantel desbalanceado que, ya en junio, sufrió las salidas de sus dos delanteros (Carrillo y Vera) y de Aguirregaray. Alayes y Veron decidieron no incorporar un nueve titular y trajeron a Gastón Fernandez, quien si bien demostró que es titular en este equipo, no fue pedido por Milito. Promediando el segundo semestre, se desató la situación mas desprolija: la directiva decide repatriar a Mariano Andujar ante la negativa del entrenador, quien sostiene, hasta podríamos decir caprichosamente, en la posición de arquero titular a Hilario Navarro, con la firme intención de que renueve su contrato con el club para 2016, deseo que no estaban dispuestos a concederle.

Sería este un momento propicio para realizar una autocrítica puertas adentro y repensar el camino. En menos de 12 meses el club sufre la ida de dos entrenadores por diferencias con la mesa chica que toma las decisiones futbolísticas (Veron, como máximo exponente, Alayes - seria bueno que sepamos cual es su función porque no queda clara y si es específicamente la elección de jugadores y el armado del plantel sería bueno escuchar una autocrítica a la altura de los errores cometidos – Osvaldo Lombardi, Diego Ronderos). Evidentemente hay una falla en la relación dirigentes-entrenador. Para nada decimos que es una equivocación que el armado del plantel sea decidido por la dirigencia, es mas, puede hasta ser muy productivo en tanto sea punto de apoyo para desarrollar las grandes políticas deportivas. Pero si esto es así, si Veron piensa que son los dirigentes los que deben decidir sobre quien llega y quien se va del plantel, es imprescindible que el entrenador que llegue acepte esta manera de trabajar y se adapte al plantel que se le ofrece. Se debería elegir a un director técnico que tenga bien en claro este aspecto para evitar enfrentamientos posteriores.

Milito ya es parte del pasado. Hoy algunos festejan su salida, sienten alegría por librarse de ese demonio lírico que vino a borrar 110 años de historia (si, es una ironía). Otros estamos un tanto preocupados por otra salida intempestiva de un entrenador en menos de 12 meses. No es saludable que se cambie seguido de director técnico y menos saludable es que se repitan las razones del cambio. Ojala se tome nota y no se repitan equivocaciones.

Será cuestión de mirar para adelante, de reflexionar sobre este año que ha pasado y debatir internamente algunas de estas cuestiones esbozadas aquí con el mayor de los respetos, siempre pensando en lo mejor para Estudiantes de La Plata que es, en definitiva, lo que todos queremos.

7 abrazos!



martes, 4 de agosto de 2015

110 años. Cultura, resignificación y puentes de plata.

Introducción.

Cada organización tiene una cultura.

Cada empresa, fundación, organismo público, o lo que sea, se crea a partir de un conjunto de valores, una cantidad de principios.

Hablamos de cuestiones que se mantienen inexorables en el tiempo, no se modifican, se sostienen, se comparten, defienden y pregonan por los siglos de los siglos.

Pero creer que esos valores se plasman en el día a día, y a lo largo de la historia, siempre de la misma manera, es no entender que vivimos en un cambio constante. 

“Lo único constante es el cambio”. 

Lo único constante es la cultura, las bases sobre las cuales se construye. Las maneras de sostener esa cultura, de transformarla en acción, son bien distintas en tanto el tiempo pasa y, además de ponernos viejos, debemos adaptarnos a otras realidades, diferentes contextos.

Así es que aparece una palabra muy importante: resignificar.

“La resignificación es la acción de reinterpretar una situación social tradicional que se conoce en forma general por la totalidad de las personas y que, sin embargo, se vuelve a darle un valor interpretativo. Por lo que una idea o un concepto se resignifican cuando adquieren un nuevo sentido, por ejemplo cuando se cambia el contexto”.[1]

Tenemos una cultura (situación social tradicional que se conoce en forma general por la totalidad de las personas) a la cual “se vuelve a darle un valor interpretativo”. El conjunto de creencias o principios básicos rectores “adquieren un nuevo sentido, por ejemplo cuando se cambia el contexto”. El ejemplo no es cualquier ejemplo: el cambio en el contexto es la principal causa movilizadora de resignificación cultural.

Y aquí dejemos algo muy en claro, muy importante: la cultura no se modifica, los valores siguen siendo los mismos, no se alteran por el contexto. Lo que necesariamente sufre cambios es la manera de interpretar y reinterpretar la cultura. Que cobre un nuevo sentido significa que hay una nueva manera de sostener esa cultura a partir de la realidad que nos rodea. Por ejemplo, para los católicos, durante el viernes santo, es importante realizar un sacrificio (lo que generalmente se hace es no comer carne). Actualmente, no parece ser muy sacrificado no comer carne: existen miles de variantes a la carne que hace dos mil años no existían. Algunos católicos entonces, decidieron resignificar la cultura y realizar otro tipo de sacrificio, porque lo importante es el sacrificio, no la manera de plasmarlo. Por supuesto, hay quienes sostienen la vieja costumbre de no comer carne y no hay nada de malo con eso, pero también hay quienes eligieron darle otro sentido a la cultura.

El inicio

“Todo se inició una noche de agosto del año 1905. La reunión fue prolongada y el escenario, la zapatería "Nueva York" ubicada en calle 7 entre 57 y 58 propiedad de Felix Díaz. Allí, un grupo universitario de caracterizadas familias platenses se congregó con el objetivo de crear un club de fútbol con estilo propio.”[2]

Hace 110 años el Club Estudiantes de La Plata (por ese entonces Club Atlético Estudiantes) sentaba sus bases, pero no todas. El 4 de agosto de 1905, ese grupo de estudiantes universitarios (la educación como base cultural primaria) creaban una institución para poder jugar al fútbol, ese era el objetivo. Pero la cultura no se construye de la noche a la mañana. Esa noche se dio el primero de varios pasos. Esa noche comenzó la historia. Una historia que tiene muchos capítulos y varios hombres que la escribieron, porque el hombre es el responsable de su destino, nada está escrito o preestablecido, la voluntad y acción del hombre son las razones por las cuales la realidad es la que es y no es otra.

El club inicia su participación en los torneos amateurs hasta conseguir su primer título: el 23 de noviembre de 1913 se consagra campeón de primera división (lógicamente dentro del amateurismo). Sería de una injusticia inusitada no mencionar como ícono de estos primeros años a Jorge Hirschi: “nacido en 1890, socio número 44 de Estudiantes, jugó desde 1906 hasta 1915, fue partícipe del equipo que logró el ascenso en 1911, y el primer campeonato del club en 1913(…) Fue presidente desde 1927 a 1932(…) En esos años convirtió a Estudiantes en un club moderno y ejemplar (…) Siempre tuvo en mente el estadio, acondicionarlo y embellecerlo.”[3]

El Club Atlético Estudiantes se erige como club moderno y ejemplar, con estadio propio para desarrollar el objetivo primario: poder jugar al fútbol.

Los Profesores

Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita.

Para algunos serán solo una sumatoria de apellidos desconocidos, pero para un hincha de Estudiantes de La Plata, esos hombres son parte vital de la historia de nuestro club.

Y para entender qué lugar ocupan Los Profesores en la cultura de nuestro club es necesario ubicarse en tiempo y espacio: corría el año 1928, el amateurismo se extinguía y todos los equipos jugaban con 5 delanteros, priorizando el ataque, sin tener mayores reparos en la faz defensiva. Faltarían un par de décadas más para que haya una ruptura en este sentido, y será justamente Estudiantes de La Plata el protagonista.

Por esa época, ya se percibía la concentración de poder de los denominados equipos grandes, quienes, además de aglutinar poder económico, contaban con la ayuda escandalosa de los árbitros para mantener su hegemonía.

Como sea, ese equipo no logró ningún campeonato. Y el punto no es enaltecer la derrota digna. Lo realmente importante es que desde el inicio del profesionalismo, Estudiantes de La Plata fue un club protagonista, que se animó a disputar de igual a igual los primeros puestos con los dominadores del poder. Y aquí tenemos otra base cultural: no estamos en presencia de un club de paso, un club más, entre muchos. Esta institución está dispuesta a meterse en la discusión grande, pretende trascender.

“Puede ser que a veces nos excedíamos un poco en los pases, pero nunca hacíamos gambetas innecesarias”, explicó, tiempo después, Zozaya. Y aquí encontramos la primera base futbolística. El fútbol era eso en aquel entonces (1930) y por favor, entendamos esto porque es imprescindible para poner en valor cada hito que se mencionará en este extenso trabajo. En 1930 se jugaba a eso, el paradigma era ese, pero Los Profesores no tocaban al divino botón: en 1931 anotaron 103 goles, acumulando 216 goles en dos años. Un escándalo.

Protagonismo. Trascendencia deportiva. Darle pelea a los poderosos. Vaya bases las que sembraron Los Profesores.

Un club social

En la década del 40 encontramos el inicio del rol social integral del club y allí debemos destacar la figura de Pedro Jorge Osácar.

“Durante la presidencia de Conrado Bauer, en 1935 Estudiantes compró el edificio de 53 nº 620, donde funcionaba la sede del Club La Plata. Ya con Osácar en el poder, en 1943 comenzaron los trabajos para construir el inmueble que hoy todavía resiste de pie. Se hicieron los cinco pisos y la pileta climatizada. Con excepción del natatorio, en 1946 se inauguraron las obras. Allí estaba Osácar para cortar la cinta (…) La construcción de la sede significó una expansión notoria de la entidad, que atrajo socios de todas las edades para utilizar sus instalaciones.”[4]

Pero además del rol social, Osácar fue un visionario en cuanto a la importancia del desarrollo de las inferiores: era en su propia casa en donde alojaba a algunos pibes del interior que estudiaban en la UNLP y pintaban bien para el fútbol.

Si hablamos de fútbol profesional, el club seguía siendo protagonista de los campeonatos, destacándose apellidos como Manuel Payo Pelegrina y Ricardo Beto Infante. Estamos hablando de dos de los máximos goleadores de toda la historia del fútbol argentino. Insistimos con esto, Estudiantes de La Plata no andaba de paseo por los campeonatos: construía buenos equipos dispuestos a pelear palmo a palmo las competiciones con los poderosos (en 1944 es campeón de la Copa Adrian Escobar –torneo no regular- y termina tercero, detrás de Boca y River, en el campeonato oficial; en 1946 le gana a Boca la Copa de la República).

Un club social, con estadio y sede llenos de socios que disfrutan de pertenecer a la institución, manteniendo la aspiración de trascender en el futbol.

La política nacional, la intervención y el descenso.

La década del 50 será siempre recordada como el fiel ejemplo de lo que puede hacer la política externa dentro de los clubes. Se pone de manifiesto el poder de la clase política (municipal, provincial y nacional) sobre la vida de las instituciones sociales y deportivas. 

La Comisión Directiva de Estudiantes de La Plata, que encabezaba el ingeniero César Ferri, a partir de diferencias políticas con el peronismo, decidió mantener ocultos en la sede, y no repartir entre sus asociados, el libro "La razón de mi vida", autobiografía de Eva Duarte de Perón que el gobierno justicialista había establecido como de lectura obligatoria en todas las escuelas del país: el club toma la decisión de no contribuir a la distribución de la doctrina justicialista y, como consecuencia (desmedida por donde se la mire) fue acusado de boicot e intervenido por el gobierno.

Hasta antes de la intervención, deportivamente el club no disfrutaba de los grandes equipos de antaño, pero mantenía algunos buenos jugadores que lo hacían mantenerse en una posición intermedia. Pero esto empeoró de la mano del interventor Mario Sbuscio, quien desmanteló el equipo y decidió afrontar el torneo con juveniles. La decisión no era solo deportiva: se vendieron a Huracán (cuyo presidente, Tomas A. Ducó, era un reconocido peronista), a un precio irrisorio, las joyas de la abuela (Infante, Ogando y Pelegrina) y también fueron vendidos los jugadores de segunda línea que completaban ese equipo a otras instituciones. La comisión interventora gobernó hasta junio de 1953.

A pesar de los esfuerzos de los juveniles y de Roberto Sbarra, el DT de aquel entonces, el equipo no pudo evitar el descenso: Estudiantes de La Plata sufría institucional y deportivamente las consecuencias de no querer ser usado como distribuidor de propaganda política.

La política externa siempre estará rondando por ahí, porque los gobiernos saben la penetración que tiene el deporte, y el futbol en particular, en la sociedad argentina. Las instituciones, necesariamente deben fijar alguna posición al respecto: en aquel entonces, Estudiantes de La Plata, no estuvo dispuesto a trabajar para el peronismo, lo cual es tomar una decisión riesgosa (a la luz de las consecuencias) y valiente. Con esto queremos marcar que es casi imposible mantenerse ajeno: a favor o en contra, las instituciones, con sus acciones, marcan una posición política. Lo realmente importante es poner los límites necesarios, entender que generar lazos serios puede ser beneficioso pero de ninguna manera permitir que el club se transforme en una Unidad Básica. Buscar el equilibrio que beneficie al club.

Ya en la segunda categoría, se genera el primer gran regreso: Manuel Pelegrina retorna al club y es el líder del equipo que asciende rápidamente en 1954. Estudiantes de La Plata volvía a la primera división, tras un descenso inducido por la desproporcionada acción gubernamental peronista.

Luego del ascenso, el club comienza a sostener su lugar en primera división sin ser protagonista de las competiciones. Sería en la segunda mitad de la década del 60 en donde llegaría el cambio de paradigma mundial.

Un nuevo paradigma

El 2 de enero de 1960 comenzaría el gran cambio. Ese día asume como presidente de Estudiantes de La Plata Mariano Mangano.

“Mangano presidió Estudiantes durante diez años, y con esmero, voluntad de trabajo y espíritu progresista, cimentó la grandeza del club. Condujo el ciclo deportivo más exitoso y mandó a construir el Country de City Bell. Mariano Mangano, presidente de los presidentes. El hombre que cimentó la grandeza de Estudiantes desde el trabajo diario, con esmero, voluntad de progreso y tesón.”[5]

Pero Mangano no estuvo solo. Muchos fueron los hombres que contribuyeron a tamaña modificación estructural del futbol mundial (si, mundial).

"En las divisiones inferiores está el futuro del club" dijo Mangano. Y en 1963 decidió contratar como director técnico a Don Miguel Ubaldo Ignomiriello, hacedor de un equipo inolvidable que brillaba en todas las canchas. La Tercera que Mata fue subcampeona en el torneo divisional tercera en 1964 y bicampeona en los años siguientes. Un numeroso grupo de jugadores surgidos del semillero, gracias a una visión integral, a largo plazo, estaban listos para dar el salto a la primera división.

17 de enero de 1965. Anoten. Tatúense esa fecha. Es la fecha de la gran primer resignificacion. Es la fecha en donde se inicia el mayor cambio de paradigma en el futbol mundial. El 17 de enero de 1965, Osvaldo Juan Zubeldia firma su contrato con Estudiantes de La Plata y se transforma en director técnico del primer equipo.

Zubeldia logró resignificar 60 años de cultura. Le dio un nuevo sentido. Rompió con la lógica que reinaba en ese entonces en el futbol y consiguió todo lo que se propuso gracias a su inmensa aptitud y el aporte de un grupo inolvidable de futbolistas que entendieron a la perfección su mensaje renovador, revolucionario.

El flamante DT conformó un equipo de trabajo integrado por Argentino Genorazzo (su mano derecha, con quien pasaban días enteros pensando en fútbol, debatiendo y creando) y Jorge Kistenmacher, además del Dr. Roberto Marelli. Todos indispensables, todos importantes. Cada uno con una función específica y clara. Todos trabajando sin pausa, con una intensidad nunca antes vista por ese entonces, con seriedad y humildad.

Zubeldía decidió que era el momento de comenzar a promover a las jóvenes promesas al primer equipo de manera paulatina, pero no sin antes reforzar sus capacidades con la experiencia de jugadores reconocidos como Raúl Madero y Carlos Salvador Bilardo.

Había demasiados elementos positivos como para que todo esto termine en lo que terminó.

Un presidente que apostó a sus juveniles y al desarrollo estructural de la institución, un técnico de inferiores que los formó y les inculcó la cultura del trabajo, el sacrificio y la seriedad. Un genio que cambio el paradigma del futbol con un equipo de trabajo de lujo y jugadores experimentados, con formación universitaria, inteligentes y comprometidos.

Es así que, el 6 de Agosto de 1967, Estudiantes de La Plata se consagra campeón metropolitano, ganándole, en la cancha de San Lorenzo, una recordadísima final a Racing Club. De esta manera, se rompía la hegemonía de los denominados equipos grandes, quienes habían sido los campeones de cuanto torneo se desarrollaba desde el nacimiento del profesionalismo. Estudiantes de La Plata lograba por fin trascender en el plano futbolístico.

Al principio, que un humilde equipo no grande conquiste un campeonato parecía amistoso, pero el poder dominante y concentrado de capital federal tardó poco en generar un clima de antipatía y desprecio para con ese equipo de Zubeldía. Es que ese equipo estaba dispuesto a desafiar a todos, y lo hacía con novedosas herramientas: preparación física, pretemporada, concentraciones, debates internos sobre táctica y estrategia, entrenamientos intensos, jugadas ensayadas hasta el hartazgo. Nada de eso era común por aquellos tiempos. 

Pero el hambre de gloria no se detuvo allí. Comenzaría a forjarse un amor para toda la vida con una competición sin igual: la Copa Libertadores de America. A Zubeldia y sus muchachos no les alcanzaba romper la hegemonía local y fueron por el continente: el 16 de Mayo de 1968, Estudiantes de La Plata se consagra Campeon de America, en el mítico estadio Centenario de Montevideo y frente al poderoso Palmeiras de Brasil. Una revolución. Un cambio de paradigma que logró todo lo que se propuso. Pero esto no fue todo. En Inglaterra esperaba el magnífico Manchester United y allí Estudiantes de La Plata siguió desafiando estructuras, enfrentándose a la realidad, derribando mitos y ganándole a la lógica: el 16 de octubre de 1968, Estudiantes de La Plata se consagraba campeón del mundo.

Mas de 60 años cobraron sentido esa noche. Seguramente Hirschi, Pelegrina, Osacar, Infante, Ferreira y tantos otros levantaron esa copa con aquellos Animals. Los valores culturales llegaban a su máxima expresión: a base de sacrificio, tenacidad, ingenio, creatividad, humildad, seriedad, vigor, entereza, solidaridad, generosidad, trabajo incansable, se lograba trascender, quedar para siempre en la historia grande del futbol mundial.

Dicen que lograr éxitos es muy difícil, pero más difícil mantenerse. Ese equipo logró, nuevamente, desafiar aquella sentencia y pudo mantenerse en los primeros planos: el 21 de febrero de 1969 conquista la Copa Interamericana y el 21 de mayo del mismo año se consagra Bicampeón de América. Pero faltaba escribir una última página: el 27 de mayo de 1970 Estudiantes de La Plata ganaba su tercer Copa Libertadores de América de manera consecutiva.

Para ese entonces, aquello que parecía simpático en 1967, pasó a ser denostado públicamente. Se acusaba a Zubeldia y su equipo de practicar anti-futbol. Hay quienes hoy siguen sosteniendo aquel concepto, quienes creen que un equipo puede ir a Inglaterra y ganarle al Manchester de Best pinchando gente…cada uno delira como quiere, lo cierto es que Estudiantes de La Plata cambió para siempre la historia: demostró que los partidos hay que jugarlos, que los equipos con menos posibilidades económicas deben compensar esa escasez con trabajo aplicado, disciplina, creatividad, responsabilidad. Ese equipo democratizó el futbol y fundó el pragmatismo como nueva manera de entender a la alta competencia. Zubeldia y su pragmatismo dejaron en claro que el objetivo es ganar y que para eso podemos utilizar una amplísima gama de herramientas, variantes, alternativas. Porque los rivales son distintos, porque el contexto también es cambiante. La táctica y la estrategia se definen a partir del conocimiento de los recursos propios, los recursos del rival y el contexto. Pensar que jugando siempre de la misma manera vamos a obtener los mismos resultados es negar la existencia de elementos externos. Y así estaba el futbol hasta 1967: los poderosos concentraban a los mejores jugadores y los demás equipos replicaban esa manera ofensiva de jugar, la faz defensiva tenia (y sigue teniendo) mala prensa, con lo cual era lógico que el que tenia jugadores más dotados técnicamente iba a prevalecer. Zubeldia patea el tablero y a partir de allí nada será igual.

Bilardo

Para 1971, las épocas de bonanza habían quedado atrás: Zubeldia ya no encabezaba el plantel, varios jugadores habían sido transferidos y el club había acumulado una numerosa cantidad de deudas.

La situación llegó a tal punto que exitia la posibilidad concreta de descender, tras un metropolitano muy flojo. Es asi que la dirigencia intenta seducir a Carlos Salvador Bilardo (quien había colgado los botines) para que tome las riendas del primer equipo como entrenador. En primera instancia Bilardo se negó ante la dificultad de tener que dirigir a los que habían sido compañeros suyos hasta hace muy poco tiempo, pero fueron los mismos jugadores los que fueron a insistirle al doctor para que sea el dt y, ante ese pedido, no pudo negarse: dirigiío tres meses y logró salvar a Estudiantes de La Plata del descenso. Luego de eso, decidió renunciar (era realmente difícil para él tener que dirigir a sus ex compañeros).

Aquí comienza la historia de Bilardo entrenador. Una carrera brillante, una vida entregada al fútbol por completo. Bilardo es el mejor alumno de Zubeldia y no hay entrevista en donde no lo nombre, siempre esta presente la imagen del maestro, del tipo que le marco el camino. Definitivamente Bilardo le adicionó su impronta y su estilo a los conocimientos que había adquirido de Don Osvaldo, pero siempre defendiendo la escuela de Estudiantes de La Plata, la escuela del pragmatismo zubeldiano.

Luego de esa primera experiencia, Bilardo retorna como DT en 1973, ya con una cantidad de jugadores surgidos de divisiones inferiores que le permitió armar un buen equipo, el cual, en 1975 logra un subcampeonato recordado por apellidos tales como Carlos Lopez, Galetti, Veron, Benito, Pezzano, Pachame. Estudiantes de La Plata, nuevamente, volvía a los primeros planos. La cultura volvía a resignificarse de la mano de Bilardo.

En 1976 culmina el segundo ciclo de Bilardo como DT. Pero no seria el ultimo: en 1982 regresa para terminar aquello que había empezado años atrás y para quitarle cualquier argumento a los que insistían en decir que Estudiantes de La Plata practicaba antifutbol (se ve que mucho no leyeron de Los Profesores, de la Tercera que Mata, de Pelegrina, de Infante, de Carlos Lopez…necesitaban que alguien les demuestre que no hay una manera, hay un objetivo...ahí estaba el doctor). Sabella-Ponce-Trobbiani. Tres apellidos que dicen todo: tres exquisitos, tres números diez jugando juntos en un equipo de Estudiantes de La Plata. Es imprescindible que recordemos esto: Estudiantes de La Plata no defiende una manera de jugar, la cultura de nuestro club excede una determinada disposición táctica, una estrategia puntual. Y Bilardo lo demostró. Ese equipo se consagró campeón del torneo metropolitano de 1982 y estuvo muy cerca de conseguir la copa libertadores, se lo impidió un recordadisimo partido contra Gremio de Porto Alegre. Sin dudas este equipo merece un lugar en la historia grande de nuestro club: esa conquista construyó el primer puente de plata (en palabras del gran Alejandro Sabella), uniendo las conquistas del 60 con las de esa década del 80.

Tras ese torneo, Bilardo es contratado por la AFA para conducir al seleccionado mayor. El alumno logró lo que no le dejaron lograr al maestro (Zubeldia duró muy poco en el cargo de seleccionador nacional, tras pedir mejores campos de juego y algunas otras condiciones que los dirigentes no aceptaron). Se abre aquí la gran disputa futbolística entre nosotros y aquellos, entre los que queremos ganar de la manera que sea y los que priorizan las formas por sobre el fondo. Bilardo fue el blanco elegido. Lo denostaron, le tiraron con munición gruesa, sin piedad, hasta que no pudieron decir mas nada ante la conquista mayor: Argentina se consagra campeón del mundo con Bilardo en el banco de suplentes. En esa copa mundial, el doctor realiza una innovación táctica, fiel al estilo del pragmatismo zubeldiano: 3 defensores, 5 mediocampistas, 2 delanteros. La escuela de Estudiantes de La Plata seguía creando y era reconocida mundialmente (FIFA reconoce esa disposición táctica como una de las 10 tácticas del siglo XX).

Estamos en presencia de un genio, un obsesivo del fútbol que defendió la cultura de Estudiantes de La Plata en cada rincón del mundo. Entender a Bilardo como un personaje risueño, que cuenta anécdotas y envenena a la gente es comprar el personaje que nos quieren vender sus enemigos: Bilardo marco una época, defendió nuestra manera de pensar el fútbol en el contexto más hostil, tuvo que llevar al extremo el pragmatismo y eso lo llevó a ser señalado por los grandes medios que no comulgaban ni comulgan con nuestra cultura.

Afortunadamente, 1982 no será el último regreso del doctor. 

El descenso

La década del 90 fue una época tan difícil para el país en general como para el club en particular. Una sucesión de malas decisiones, con técnicos que duraban poquísimos partidos como marca destacada, desembocó en el descenso de categoría. Estudiantes de La Plata, por primera vez, descendía por merito propio y lo hacía con muchos pibes que asomaban en el primer equipo.

Esos pibes serían la base del rápido y recordado ascenso: Estudiantes de La Plata arrasó en la segunda categoría y logró volver a primer en tiempo récord (5 fechas antes de terminar el torneo ya había conseguido el ascenso). Con la dirección técnica de Miguel Angel Russo y Eduardo Lujan Manera, el club volvía a la primera división, basándose en sus divisiones inferiores.

El segundo puente de plata

Las grandes conquistas necesitan de un proceso arduo y largo. Estudiantes de La Plata, luego de ascender, comienza a transitar el camino de volver a ser lo que algun día había sido.

En 1997 asume la presidencia Edgardo Valente, quien comenzó un proceso de saneamiento integral de las cuentas del club. Pero esto era difícil de armonizar con la faz deportiva: cerca del año 2000, el equipo coqueteaba cada vez mas cerca con el descenso. En ese año, se salva por muy poco de jugar la promoción y los años siguientes son mas de lo mismo.

En el año 2002 asume como presidente Julio Alegre, uno de los dirigentes mas importantes de los últimos años. Alegre toma una decisión extrema: para resignificar la cultura había que traer al mejor alumno, otra vez. El 4 de mayo de 2003, Carlos Salvador Bilardo dirige nuevamente a Estudiantes de La Plata (su tercer retorno). Lo que institucionalmente había comenzado Valente, ahora deportivamente lo comenzaba a construir Bilardo: el club contaba con muchos valores surgido de inferiores, con poca experiencia pero mucho potencial (Angeleri, Sosa, Pavone, Luguercio, entre otros) que Bilardo se encargo de moldear. El doctor les transmitió la cultura del club y este fue el inicio de la ultima etapa gloriosa de Estudiantes de La Plata. 

A partir de allí comenzaron a construirse buenos planteles, dispuestos a volver a los primeros planos, pero no se consiguen campeonatos hasta el ultimo gran regreso.

Sebastián Verón

Como alguna vez lo hizo Manuel Pelegrina o Carlos Bilardo, de esa manera, Juan Sebastian Veron, también decidió volver para retirarse como jugador en Estudiantes de La Plata.

El club había logrado conformar buenos planteles pero con la llegada de Veron en plenitud (pretendido por equipos como Inter de Milan o Real Madrid) y la aparición de Diego Simeone como entrenador, el puente de plata, el segundo gran puente de plata, terminó de construirse.

Ese campeonato de 2006 vino a mostrarnos a las nuevas generaciones todo aquello que nos habían contando. Nuevamente, todo volvía a tener sentido, otra vez se resignificaba la cultura, porque ese equipo tenía todo lo que la cultura de nuestro club le pide a sus jugadores. Ese campeonato será inolvidable para todos los que soñábamos con gritar “campeón” y allí pudimos hacerlo por primer vez sin la necesidad de que sea recordando viejas y añoradas épocas.

Pero eso no fue todo, Estudiantes de La Plata siguió conformando muy buenos equipos y comenzaron a aparecer las competiciones internacionales. En 2008, con Astrada como DT, se consigue el segundo puesto en la Copa Sudamericana. El sueño de trascender en America quedaba trunco, pero no por mucho tiempo.

Sabella

Tras un arranque dificultoso en la Copa Libertadores de América, Astrada deja de ser entrenador del club y la dirigencia decide contratar para ese puesto a Alejandro Sabella. En ese momento, mas de uno miraba de reojo al designado, quien había sido campeón como jugador pero nunca había dirigido como cabeza de cuerpo técnico (si como ayudante de campo).

Sabella sorprendió a propios y extraños. Sabella regreso como entrenador a escribir una de las etapas más gloriosas de Estudiantes de La Plata: luego de una memorable copa libertadores, el 15 de julio de 2009, Estudiantes de La Plata se consagraría Campeón de América, en Brasil, contra Cruzeiro, en una imborrable final. Y aquí otra vez, la cultura de Estudiantes de La Plata volvía a resignificarse: el pragmatismo zubeldiano, ahora sabelliano, volvía a poner en el primer plano internacional al club.

Para finales de ese año 2009, se disputa el mundial de clubes: Estudiantes de La Plata juega un partido histórico contra uno de los mejores equipos de todos los tiempos: el Barcelona de Guardiola. Y este partido sirve para dejar en claro algo fundamental: el pragmatismo busca la manera que nos acerque mas a la victoria, esto no quiere decir que siempre vayamos a ganar, es mas, tener presente que hay posibilidades de ganar conlleva a la lógica posibilidad de que puede salir mal, lo realmente importante es pensar y descifrar la manera mas probable de ganar, aceptando que no hay una sola y que no siempre es la misma manera la que nos dará el resultado esperado. Estudiantes de La Plata perdió ese partido: quizás sea la herida deportiva más grande que deberé llevar a la tumba. El partido estaba 1 a 0 a favor hasta dos minutos antes de terminar, pero llego el empate y luego, en el tiempo suplementario, la derrota. Nadie reivindica derrotas, o no aquí por lo menos. Pero no creo que haya en el mundo un equipo que haya estado más cerca de ganarle a ese equipo que aquel de Sabella. No es un consuelo, es entender qué preceptos defendemos: se puede ganar y se puede perder, lo que no se puede es dejar de hacer cosas para ganar, eso de ninguna manera.

La etapa gloriosa se termina con un año 2010 muy intenso. En el primer semestre, se conforma un equipo con un volumen de juego pocas veces visto, que logra una cantidad atroz de puntos pero se queda en la puerta de la estrella numero 11: sale subcampeón a manos de Argentinos Juniors. Al torneo siguiente, con mucho menos plantel, Sabella demuestra, nuevamente lo que significa ser pragmático: el equipo se transforma y, acomodándose a los recursos disponibles, logra obtener el campeonato apertura 2010. Allí se cierra la ultima gran etapa, donde volvieron a cobrar sentido todos aquellos valores que nos guían día a día como hinchas de Estudiantes de La Plata.

El presente

Lo que vino después es bastante conocido. Sabella se aleja del equipo en el inicio de 2011 y a ese alejamiento le preceden una sucesión de malas decisiones dirigenciales: se contrata a entrenadores que duran poco en su cargo, se apuesta por interinatos, se traen una cantidad desproporcionada de jugadores, dejando relegados a las jóvenes promesas.

Con la llegada de Mauricio Pellegrino, las cosas se fueron encaminando. El DT logró promover a muchísimo jugadores jóvenes, muchos de los cuales ya han sido vendidos, dejando sumas importantes de dinero en las arcas del club. 

Actualmente, con Sebastián Verón como presidente y Gabriel Milito como entrenador, el club intenta volver a reinventarse. Se necesita comenzar un nuevo proceso de resignificación, que traigan como consecuencia que todos nuestros valores, una vez mas, vuelvan a cobrar el sentido por el cual todos somos hinchas de Estudiantes de La Plata: trascender.

Conclusión Final.

Esta ha sido una extensa, desprolija, apurada y parcial recopilación de nuestra riquísima historia. Seguramente tendrá varios errores de redacción que se iran corrigiendo, pero parece importante que se publique hoy, en el 110 aniversario de nuestro amado club.

El presente relato, extenso debo admitirlo, tiene como objetivo relatar nuestra historia marcando ciertos hitos, mostrando los valores que se conectan a lo largo de los años.

Si uno realiza un pantallazo general, las conquistas logradas son la consecuencia de decisiones lógicas, del trabajo meditado, pensado y proyectado por una cantidad de hombres que serán siempre parte de nuestro club.

La cultura de Estudiantes de La Plata no se modificará jamás. Los valores que nos representan en el mundo siempre serán el trabajo, la seriedad, la solidaridad, el valor, el esfuerzo, la tenacidad entre muchos otros. Entender que el mundo cambia y que debemos adaptarnos a él, nos servirá para buscar la mejor manera de sostener nuestros valores a lo largo del tiempo. Siempre recordemos que debemos construir puentes de plata que unan nuestro pasado glorioso con el presente, para después, proyectar un nuevo puente, que nos lleve a un futuro con un Estudiantes de La Plata cada día mas grande.

Feliz Cumpleaños Estudiantes de La Plata. Te Amo.

PD: este trabajo de ninguna manera podría haberse realizado sin el aporte invaluable del mejor espacio histórico del Club Estudiantes de La Plata. Me refiero a http://mazypincha.blogspot.com.ar/ Les pido que visiten ese blog, allí encontrarán, mucho mas profundizada, nuestra historia.


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Resignificar
[2] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/06/fundacion-del-club-atletico-estudiantes.html
[3] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/03/homenaje-1-jorge-hirschi.html
[4] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/08/homenaje-10-pedro-osacar-el-hombre-de.html
[5] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/07/homenaje-9-mariano-mangano-el.html

domingo, 14 de junio de 2015

Un semestre intenso

Y casi sin darnos cuenta, se nos fue la primera parte del año. Intensa primera parte del año.

El arranque de la Copa América, provoca la interrupción de las competencias entre clubes (nacionales e internacionales), por lo que es un momento propicio para ensayar una suerte de balance.

El jueves 15 de enero de 2015, Estudiantes de La Plata comienza su año futbolístico, en un encuentro de verano: cae uno por cero contra Independiente.

Veinte días después, y gracias a la victoria de Boca sobre Vélez, el equipo, que por ese entonces dirigía Mauricio Pellegrino, hace su presentación en la fase inicial de la Copa Libertadores de América,  en Ecuador, enfrentando a Independiente del Valle: también sería derrota por la mínima diferencia.

Una semana más tarde, la caída en tierras ecuatorianas quedaría en el olvido, tras una contundente victoria por cuatro goles en condición de local: Estudiantes de La Plata volvía a disputar la fase de grupos de la Copa más hermosa que haya podido existir por estos lares.

Los cuatro siguientes partidos fueron victorias: Arsenal  y Godoy Cruz por el torneo local, Barcelona de Ecuador, en la competición internacional, y el clásico de la ciudad en condición de visitante. Un valioso empate en Colombia, frente a Atlético Nacional de Medellín, cerraba un arranque prometedor.

Pero aquello que pintaba tan bien, de a poco, o no tanto, fue viniéndose abajo. Como si alguien hubiese volteado una pieza del dominó, que, una a una, fue derribando a las demás piezas, así fue cayendo el rendimiento del equipo y los resultados, por carácter transitivo, empezaron a ser negativos.

Derrota de local contra San Lorenzo, con gol de Barrientos desde la casa incluido. Derrota frente a Libertad, en Paraguay, por copa, cuando todos pensaban en un empate, pero no contaban con el error de Desabato, para quedarse con las manos vacías. Empate en La Paternal, ganando 2 a 0, gracias a una infantil expulsión de Damonte, que dejó a un equipo que sentía la acumulación de partidos en sus piernas con uno menos, y una errada decisión del entrenador, que con sus cambios, retrasó las líneas tan cerca del arco propio como fuera posible, sin tener en cuenta el déficit del equipo a la hora de defender cerca de su arquero. Derrota en condición de local contra Banfield, tras empezar ganando el partido por uno a cero. Nuevamente el equipo, luego de ponerse en ventaja, se retrasó y, como contra Argentinos Juniors, desnudó sus errores a la hora de defender. Para colmo de males, tras el partido, el capitán del equipo declara que el merito fue del dt rival, que fue audaz y buscó el partido…algo no andaba bien en ese vestuario. Derrota vergonzosa en la bombonera por tres a cero, con expulsiones infantiles incluidas de Auzqui y Aguirregaray y con un equipo desalmado, sin ideas, sin actitud, ni respuestas físicas. Allí debió terminarse el ciclo Pellegrino, porque no se vislumbraba una posibilidad real de retomar la senda de las victorias, porque había una evidente desconexión entre lo que pedía el dt y lo que los jugadores entregaban. Lejos estamos de saber cuáles fueron las razones de tal cortocircuito.

Pero Pellegrino no se fue en la Boca, sostuvo una posición inflexible, convencido de que podía revertir la situación, ante la mirada de una Comisión Directiva que esperaba la renuncia del cordobés.
Un cuerpo técnico cegado, jugadores que ya no creían en lo que hacían dentro del campo y una dirigencia esperando que lo inevitable llegara sin tener que tomar ellos mismos la decisión.
Nada bueno podía salir de ese cóctel. Y nada bueno salió: empate de local con Racing, derrota (de local, también) frente a Atlético Nacional de Medellín, derrota (nuevamente vergonzosa) a expensas de Tigre, en Victoria.

A la directiva no le quedó otra alternativa que despedir a Mauricio Pellegrino.

Luego de un empate a uno contra Rosario Central, en La Plata, partido en el cual pudimos ver a varios jugadores de las divisiones inferiores, dirigidos por Nelson Vivas, la dirigencia toma una decisión muy cuestionada por varios simpatizantes, eligiendo como director técnico del primer equipo a Gabriel Milito. Gran parte de la tribuna vincula a Milito con el menottismo y, desde ese prejuicio, reprueba la elección de Juan Sebastián Verón. Ya hemos sentado una posición al respecto: actualmente se está dando un debate muy rico en el seno de la familia pincha, hay cuestiones que se ponen sobre la mesa, que se discuten y se analizan tras la llegada de Milito. Próximamente, abordaremos ese tema, muy interesante, sobre la cultura de nuestro club, sobre qué somos realmente, qué nos identifica. Ahora volvamos al balance.

Milito debuta el 21 de abril de 2015 en Ecuador. Estudiantes de La Plata debía ganarle a Barcelona, de visitante, para pasar a los octavos de final. Fue victoria, 2 a 0, en la presentación en sociedad del flamante entrenador.

A partir de allí, el día a día de Milito en el club ha estado plagado de cuestionamientos, de prejuicios y criticas (razonables varias, de las otras, otras tantas). Lo cierto es que el equipo empató en Bahía Blanca, le ganó 2 a 1 a Independiente Santa Fe de Bogotá en el partido de ida correspondiente a los octavos de final de la copa, ganó de local ante Temperley, quedó eliminado de la competencia internacional en Colombia, tras un 2 a 0 y un planteo más parecido a lo que hubiera hecho Pellegrino que a lo que pregona Milito. Victoria en Rafaela, chato empate con Colon en La Plata, agónica y Carrillesca victoria por copa argentina, victoria ante Defensa y Justicia. Cuarenta y ocho días, nueve partidos, seis victorias, dos empates y una, dolorosa y definitiva, derrota.

Nótese que, hasta aquí, no hemos realizado un juicio de valor sobre la era Milito. Solo nos limitamos a describir sus números, tan importantes para cualquier resultadista. Ya vendrá el tiempo del análisis.

Un semestre intenso. Que termina de una manera traumática, con la salida de un entrenador que se sostuvo en el cargo por mucho tiempo, para lo que es el fútbol argentino, que potenció a varios futbolistas y le permitió al club venderlos en buenas cantidades de billetes verdes. Los dos años de Pellegrino en Estudiantes de La Plata no merecían ese final, pero más que lamentarnos por lo sucedido, será más importante reflexionar sobre las causas que derivaron en ese desenlace. ¿Qué sucedió para que el equipo no consiga los resultados esperados?

El plantel

Finalizado el año 2014, Mauricio Pellegrino pidió reforzar tres puestos puntuales: el dt solicitó un arquero titular (tenia nombre y apellido: Guillermo Sara), un central (era Barissone, joven y en franca evolución) y un reemplazo para Joaquín Correa (con características muy distintas, llegó Leandro Gil, quien fue pedido por el dt).

Lejos de complacer el pedido de Pellegrino, la dirigencia, encabezada por Veron y Alayes, decidió armar otro tipo de plantel. Llegaron apuestas, como Rossi para el arco, Barbona para el mediocampo y Rosso para el sector de ataque. Pero además se sumaron jugadores con cierto cartel, cierta trayectoria: Alvaro Pereira, Juan Sanchez Miño, Sebastian Dominguez, Luciano Acosta y Rafael Delgado (el orden de redacción guarda cierta relación con el gusto de quien escribe).

Lo cierto es que el dt no se encontró con lo solicitado. Y esto puede pasar. El dirigente es el que toma decisiones, el que debe elegir el camino a seguir. En ese proceso decisorio, puede alinearse con la idea del entrenador o puede pensar distinto. En el segundo caso, para que no se genere un conflicto de intereses, deben llegar a un acuerdo. Evidentemente no lo hubo.

Viéndolo seis meses después, podríamos decir que Pellegrino no estaba tan equivocado. El arco nunca tuvo un dueño natural: Hilario (que terminó atajando por encima de lo que uno esperaba) se ganó la titularidad sin demasiado esfuerzo (Silva ya no tiene nada que hacer en Estudiantes de La Plata y Rossi tenía más su cabeza en el Mundial Sub 20 que en City Bell); la zaga central fue de lo peor del equipo: Desábato y Domínguez conformaron una dupla lenta, imprecisa, floja a la hora de fijar las marcas y brindar seguridad. La ausencia de Correa no se sintió tanto porque Guido Carrillo jugó con nuestra camiseta este semestre: ya te extrañamos Guido. El mediocampo fue una zona sin nombres fijos: Damonte (que ganó terreno por el bajo nivel de Gil Romero y no pudo sostener un buen nivel que lo afirme como titular), Sanchez Miño, Auzqui, Acosta, Gil, Gil Romero, Barbona, entre otros, se rotaron en esa zona de la cancha sin destacarse, sin ofrecer un nivel superlativo sostenido en el tiempo.

En síntesis, la conformación del plantel, decisión absoluta de la dirigencia, fue deficiente: un desbalance marcado, demasiados mediocampistas (algunos con cierta chapa que no se ha traducido en rendimientos destacados), muy pocos defensores centrales (los titulares 35 y 36 años), un arquero con experiencia que no transmite plena confianza.

Aquí encontramos la primera causa de lo ocurrido.

Condición Física.

Creer que hay un solo responsable es buscar el atajo y no es nuestra intención.

La forma física mostrada por el equipo, en estos primeros meses del año, ha sido la gran falencia del cuerpo técnico saliente.

Un equipo que no podía sostener el ritmo de juego por más de 30 minutos, que comenzaba los partidos con una presión alta y terminaba defendiendo al lado de su arquero, pidiendo por favor que el árbitro termine los partidos. Un equipo sin piernas.

Ninguna estrategia podrá desarrollarse eficientemente si los jugadores no están preparados como corresponde desde el punto de vista físico y aquí debemos ser absolutamente justos: el cuerpo técnico conducido por Pellegrino es el gran responsable de una mala preparación física de este plantel.

Lo cierto es que Pellegrino y su grupo de trabajo ya no forman parte del club. Solo nos queda esperar que Milito y su cuerpo técnico corrija este aspecto vital.

Segunda, pero no ultima ni menos importante, razón que explica lo sucedido.

El rendimiento individual

Ya hemos señalado errores dirigenciales y del cuerpo técnico. Ya hemos dicho que el plantel estuvo mal armado y la preparación física dejó mucho que desear. Ahora pongamos el foco en ellos, en los jugadores, que algo de responsabilidad necesariamente deben tener.

Hemos sido testigos de niveles de rendimiento muy bajos.

Empezando por Desabato, Domínguez y Damonte, tres de los más experimentados y, a la vez de los más flojos. Es realmente cierto que Domínguez, en los últimos partidos, ha levantado un poco su nivel, pero lejos esta de aquel que supo ser. Quizás con una pretemporada más exigente puedan aportar más de lo que dieron en este semestre, que fue poco.

Pero no han sido los únicos que quedaron en deuda. Tres de las caras nuevas han rendido por debajo de las expectativas que a varios les generaban: Sanchez Miño, Gil y Acosta no han cambiado la ecuación en demasiadas oportunidades. Si bien los tres, en algún que otro partido, contribuyeron con buenas actuaciones, han sido discontinuos, como el equipo en su conjunto. Seguramente, Milito apuntará a que se afiancen y puedan sostener un buen nivel a lo largo de la segunda mitad del año.

Hay otros casos particulares. Ezequiel Cerutti comenzó siendo una pieza clave y, con el correr de los partidos, terminó con una imagen un tanto desdibujada. Sin dudas, es un gran jugador que puede marcar diferencias notorias. Carlos Auzqui sigue soportando las críticas y manteniendo un lugar entre los once titulares en base al sacrificio: sigo pensando, desde el mayor de los respetos, que la entrega es necesaria pero no suficiente, Auzqui se brinda al máximo de sus posibilidades pero no es una solución determinante en ninguna faceta del juego. Gil Romero, paulatinamente, va recuperando su nivel, pero deberá mejorar mucho más rápido si quiere quedarse con el centro del campo. Leo Jara jugó en mas posiciones que ninguno, siendo rueda de auxilio en la defensa, el medio e, inclusive, en el ataque, como extremo derecho: es indispensable que el entrenador le encuentre un lugar para focalizarse y no deambular por la cancha. Hilario alternó buenas y malas, no brindó confianza pero tampoco fue protagonista de graves errores. Shunke quedó muy relegado. Los laterales uruguayos aportaron temperamento y actitud, pero no mucho más que eso. Vera jugó poco y le alcanzó para exigir titularidad.

Así las cosas, Estudiantes de La Plata deberá afrontar la segunda parte del año con vistas a mejorar el rendimiento de este primer semestre.

Milito llegó con una idea distinta a la de Pellegrino: salida por abajo, en la medida de sus posibilidades; tenencia de pelota; juego de pases en busca de la superioridad numérica. Sin dudas, para desarrollar ese tipo de juego, se necesitan jugadores con determinadas características. En estos 9 partidos, quedó demostrado que no todos los integrantes de este plantel están en condiciones de desarrollar esta idea. Caerle a Milito por jugar de esta manera en estos 9 partidos, en donde ganó 6 de los 9 disputados, asoma como un tanto desproporcionado. Desde aquí creo que el dt utilizó estos partidos para llegar con su idea a la mayor cantidad de jugadores posibles. Es ahora, en el receso, donde deberá tomar decisiones importantes (apoyado por una directiva que asume un riesgo alto contratándolo) y quedarse con aquellos elementos que puedan darle buenos resultados. Si luego de la pretemporada, insiste con esta manera de jugar, sin tener los recursos pertinentes, estaremos en condiciones de criticar al entrenador en tanto estaría ponderando las formas por sobre el fondo. Hasta ese entonces, elegimos darle la oportunidad de demostrar qué clase de director técnico es.

Estudiantes de La Plata tiene un semestre por delante en donde solo jugará el campeonato local y la copa argentina. Se deberán tomar decisiones importantes para que el tropezón del semestre que ha pasado no sea más que eso. Pensar en una renovación del plantel (con esto queremos decir caras nuevas, venidas desde abajo o desde afuera, pero nuevas), en un armado mejor balanceado y una preparación física y táctica a la altura de un equipo de primer nivel, con jugadores que se brinden al máximo de sus posibilidades por estos colores que tanto amamos.

Que así sea.


7 abrazos.