martes, 4 de agosto de 2015

110 años. Cultura, resignificación y puentes de plata.

Introducción.

Cada organización tiene una cultura.

Cada empresa, fundación, organismo público, o lo que sea, se crea a partir de un conjunto de valores, una cantidad de principios.

Hablamos de cuestiones que se mantienen inexorables en el tiempo, no se modifican, se sostienen, se comparten, defienden y pregonan por los siglos de los siglos.

Pero creer que esos valores se plasman en el día a día, y a lo largo de la historia, siempre de la misma manera, es no entender que vivimos en un cambio constante. 

“Lo único constante es el cambio”. 

Lo único constante es la cultura, las bases sobre las cuales se construye. Las maneras de sostener esa cultura, de transformarla en acción, son bien distintas en tanto el tiempo pasa y, además de ponernos viejos, debemos adaptarnos a otras realidades, diferentes contextos.

Así es que aparece una palabra muy importante: resignificar.

“La resignificación es la acción de reinterpretar una situación social tradicional que se conoce en forma general por la totalidad de las personas y que, sin embargo, se vuelve a darle un valor interpretativo. Por lo que una idea o un concepto se resignifican cuando adquieren un nuevo sentido, por ejemplo cuando se cambia el contexto”.[1]

Tenemos una cultura (situación social tradicional que se conoce en forma general por la totalidad de las personas) a la cual “se vuelve a darle un valor interpretativo”. El conjunto de creencias o principios básicos rectores “adquieren un nuevo sentido, por ejemplo cuando se cambia el contexto”. El ejemplo no es cualquier ejemplo: el cambio en el contexto es la principal causa movilizadora de resignificación cultural.

Y aquí dejemos algo muy en claro, muy importante: la cultura no se modifica, los valores siguen siendo los mismos, no se alteran por el contexto. Lo que necesariamente sufre cambios es la manera de interpretar y reinterpretar la cultura. Que cobre un nuevo sentido significa que hay una nueva manera de sostener esa cultura a partir de la realidad que nos rodea. Por ejemplo, para los católicos, durante el viernes santo, es importante realizar un sacrificio (lo que generalmente se hace es no comer carne). Actualmente, no parece ser muy sacrificado no comer carne: existen miles de variantes a la carne que hace dos mil años no existían. Algunos católicos entonces, decidieron resignificar la cultura y realizar otro tipo de sacrificio, porque lo importante es el sacrificio, no la manera de plasmarlo. Por supuesto, hay quienes sostienen la vieja costumbre de no comer carne y no hay nada de malo con eso, pero también hay quienes eligieron darle otro sentido a la cultura.

El inicio

“Todo se inició una noche de agosto del año 1905. La reunión fue prolongada y el escenario, la zapatería "Nueva York" ubicada en calle 7 entre 57 y 58 propiedad de Felix Díaz. Allí, un grupo universitario de caracterizadas familias platenses se congregó con el objetivo de crear un club de fútbol con estilo propio.”[2]

Hace 110 años el Club Estudiantes de La Plata (por ese entonces Club Atlético Estudiantes) sentaba sus bases, pero no todas. El 4 de agosto de 1905, ese grupo de estudiantes universitarios (la educación como base cultural primaria) creaban una institución para poder jugar al fútbol, ese era el objetivo. Pero la cultura no se construye de la noche a la mañana. Esa noche se dio el primero de varios pasos. Esa noche comenzó la historia. Una historia que tiene muchos capítulos y varios hombres que la escribieron, porque el hombre es el responsable de su destino, nada está escrito o preestablecido, la voluntad y acción del hombre son las razones por las cuales la realidad es la que es y no es otra.

El club inicia su participación en los torneos amateurs hasta conseguir su primer título: el 23 de noviembre de 1913 se consagra campeón de primera división (lógicamente dentro del amateurismo). Sería de una injusticia inusitada no mencionar como ícono de estos primeros años a Jorge Hirschi: “nacido en 1890, socio número 44 de Estudiantes, jugó desde 1906 hasta 1915, fue partícipe del equipo que logró el ascenso en 1911, y el primer campeonato del club en 1913(…) Fue presidente desde 1927 a 1932(…) En esos años convirtió a Estudiantes en un club moderno y ejemplar (…) Siempre tuvo en mente el estadio, acondicionarlo y embellecerlo.”[3]

El Club Atlético Estudiantes se erige como club moderno y ejemplar, con estadio propio para desarrollar el objetivo primario: poder jugar al fútbol.

Los Profesores

Lauri, Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita.

Para algunos serán solo una sumatoria de apellidos desconocidos, pero para un hincha de Estudiantes de La Plata, esos hombres son parte vital de la historia de nuestro club.

Y para entender qué lugar ocupan Los Profesores en la cultura de nuestro club es necesario ubicarse en tiempo y espacio: corría el año 1928, el amateurismo se extinguía y todos los equipos jugaban con 5 delanteros, priorizando el ataque, sin tener mayores reparos en la faz defensiva. Faltarían un par de décadas más para que haya una ruptura en este sentido, y será justamente Estudiantes de La Plata el protagonista.

Por esa época, ya se percibía la concentración de poder de los denominados equipos grandes, quienes, además de aglutinar poder económico, contaban con la ayuda escandalosa de los árbitros para mantener su hegemonía.

Como sea, ese equipo no logró ningún campeonato. Y el punto no es enaltecer la derrota digna. Lo realmente importante es que desde el inicio del profesionalismo, Estudiantes de La Plata fue un club protagonista, que se animó a disputar de igual a igual los primeros puestos con los dominadores del poder. Y aquí tenemos otra base cultural: no estamos en presencia de un club de paso, un club más, entre muchos. Esta institución está dispuesta a meterse en la discusión grande, pretende trascender.

“Puede ser que a veces nos excedíamos un poco en los pases, pero nunca hacíamos gambetas innecesarias”, explicó, tiempo después, Zozaya. Y aquí encontramos la primera base futbolística. El fútbol era eso en aquel entonces (1930) y por favor, entendamos esto porque es imprescindible para poner en valor cada hito que se mencionará en este extenso trabajo. En 1930 se jugaba a eso, el paradigma era ese, pero Los Profesores no tocaban al divino botón: en 1931 anotaron 103 goles, acumulando 216 goles en dos años. Un escándalo.

Protagonismo. Trascendencia deportiva. Darle pelea a los poderosos. Vaya bases las que sembraron Los Profesores.

Un club social

En la década del 40 encontramos el inicio del rol social integral del club y allí debemos destacar la figura de Pedro Jorge Osácar.

“Durante la presidencia de Conrado Bauer, en 1935 Estudiantes compró el edificio de 53 nº 620, donde funcionaba la sede del Club La Plata. Ya con Osácar en el poder, en 1943 comenzaron los trabajos para construir el inmueble que hoy todavía resiste de pie. Se hicieron los cinco pisos y la pileta climatizada. Con excepción del natatorio, en 1946 se inauguraron las obras. Allí estaba Osácar para cortar la cinta (…) La construcción de la sede significó una expansión notoria de la entidad, que atrajo socios de todas las edades para utilizar sus instalaciones.”[4]

Pero además del rol social, Osácar fue un visionario en cuanto a la importancia del desarrollo de las inferiores: era en su propia casa en donde alojaba a algunos pibes del interior que estudiaban en la UNLP y pintaban bien para el fútbol.

Si hablamos de fútbol profesional, el club seguía siendo protagonista de los campeonatos, destacándose apellidos como Manuel Payo Pelegrina y Ricardo Beto Infante. Estamos hablando de dos de los máximos goleadores de toda la historia del fútbol argentino. Insistimos con esto, Estudiantes de La Plata no andaba de paseo por los campeonatos: construía buenos equipos dispuestos a pelear palmo a palmo las competiciones con los poderosos (en 1944 es campeón de la Copa Adrian Escobar –torneo no regular- y termina tercero, detrás de Boca y River, en el campeonato oficial; en 1946 le gana a Boca la Copa de la República).

Un club social, con estadio y sede llenos de socios que disfrutan de pertenecer a la institución, manteniendo la aspiración de trascender en el futbol.

La política nacional, la intervención y el descenso.

La década del 50 será siempre recordada como el fiel ejemplo de lo que puede hacer la política externa dentro de los clubes. Se pone de manifiesto el poder de la clase política (municipal, provincial y nacional) sobre la vida de las instituciones sociales y deportivas. 

La Comisión Directiva de Estudiantes de La Plata, que encabezaba el ingeniero César Ferri, a partir de diferencias políticas con el peronismo, decidió mantener ocultos en la sede, y no repartir entre sus asociados, el libro "La razón de mi vida", autobiografía de Eva Duarte de Perón que el gobierno justicialista había establecido como de lectura obligatoria en todas las escuelas del país: el club toma la decisión de no contribuir a la distribución de la doctrina justicialista y, como consecuencia (desmedida por donde se la mire) fue acusado de boicot e intervenido por el gobierno.

Hasta antes de la intervención, deportivamente el club no disfrutaba de los grandes equipos de antaño, pero mantenía algunos buenos jugadores que lo hacían mantenerse en una posición intermedia. Pero esto empeoró de la mano del interventor Mario Sbuscio, quien desmanteló el equipo y decidió afrontar el torneo con juveniles. La decisión no era solo deportiva: se vendieron a Huracán (cuyo presidente, Tomas A. Ducó, era un reconocido peronista), a un precio irrisorio, las joyas de la abuela (Infante, Ogando y Pelegrina) y también fueron vendidos los jugadores de segunda línea que completaban ese equipo a otras instituciones. La comisión interventora gobernó hasta junio de 1953.

A pesar de los esfuerzos de los juveniles y de Roberto Sbarra, el DT de aquel entonces, el equipo no pudo evitar el descenso: Estudiantes de La Plata sufría institucional y deportivamente las consecuencias de no querer ser usado como distribuidor de propaganda política.

La política externa siempre estará rondando por ahí, porque los gobiernos saben la penetración que tiene el deporte, y el futbol en particular, en la sociedad argentina. Las instituciones, necesariamente deben fijar alguna posición al respecto: en aquel entonces, Estudiantes de La Plata, no estuvo dispuesto a trabajar para el peronismo, lo cual es tomar una decisión riesgosa (a la luz de las consecuencias) y valiente. Con esto queremos marcar que es casi imposible mantenerse ajeno: a favor o en contra, las instituciones, con sus acciones, marcan una posición política. Lo realmente importante es poner los límites necesarios, entender que generar lazos serios puede ser beneficioso pero de ninguna manera permitir que el club se transforme en una Unidad Básica. Buscar el equilibrio que beneficie al club.

Ya en la segunda categoría, se genera el primer gran regreso: Manuel Pelegrina retorna al club y es el líder del equipo que asciende rápidamente en 1954. Estudiantes de La Plata volvía a la primera división, tras un descenso inducido por la desproporcionada acción gubernamental peronista.

Luego del ascenso, el club comienza a sostener su lugar en primera división sin ser protagonista de las competiciones. Sería en la segunda mitad de la década del 60 en donde llegaría el cambio de paradigma mundial.

Un nuevo paradigma

El 2 de enero de 1960 comenzaría el gran cambio. Ese día asume como presidente de Estudiantes de La Plata Mariano Mangano.

“Mangano presidió Estudiantes durante diez años, y con esmero, voluntad de trabajo y espíritu progresista, cimentó la grandeza del club. Condujo el ciclo deportivo más exitoso y mandó a construir el Country de City Bell. Mariano Mangano, presidente de los presidentes. El hombre que cimentó la grandeza de Estudiantes desde el trabajo diario, con esmero, voluntad de progreso y tesón.”[5]

Pero Mangano no estuvo solo. Muchos fueron los hombres que contribuyeron a tamaña modificación estructural del futbol mundial (si, mundial).

"En las divisiones inferiores está el futuro del club" dijo Mangano. Y en 1963 decidió contratar como director técnico a Don Miguel Ubaldo Ignomiriello, hacedor de un equipo inolvidable que brillaba en todas las canchas. La Tercera que Mata fue subcampeona en el torneo divisional tercera en 1964 y bicampeona en los años siguientes. Un numeroso grupo de jugadores surgidos del semillero, gracias a una visión integral, a largo plazo, estaban listos para dar el salto a la primera división.

17 de enero de 1965. Anoten. Tatúense esa fecha. Es la fecha de la gran primer resignificacion. Es la fecha en donde se inicia el mayor cambio de paradigma en el futbol mundial. El 17 de enero de 1965, Osvaldo Juan Zubeldia firma su contrato con Estudiantes de La Plata y se transforma en director técnico del primer equipo.

Zubeldia logró resignificar 60 años de cultura. Le dio un nuevo sentido. Rompió con la lógica que reinaba en ese entonces en el futbol y consiguió todo lo que se propuso gracias a su inmensa aptitud y el aporte de un grupo inolvidable de futbolistas que entendieron a la perfección su mensaje renovador, revolucionario.

El flamante DT conformó un equipo de trabajo integrado por Argentino Genorazzo (su mano derecha, con quien pasaban días enteros pensando en fútbol, debatiendo y creando) y Jorge Kistenmacher, además del Dr. Roberto Marelli. Todos indispensables, todos importantes. Cada uno con una función específica y clara. Todos trabajando sin pausa, con una intensidad nunca antes vista por ese entonces, con seriedad y humildad.

Zubeldía decidió que era el momento de comenzar a promover a las jóvenes promesas al primer equipo de manera paulatina, pero no sin antes reforzar sus capacidades con la experiencia de jugadores reconocidos como Raúl Madero y Carlos Salvador Bilardo.

Había demasiados elementos positivos como para que todo esto termine en lo que terminó.

Un presidente que apostó a sus juveniles y al desarrollo estructural de la institución, un técnico de inferiores que los formó y les inculcó la cultura del trabajo, el sacrificio y la seriedad. Un genio que cambio el paradigma del futbol con un equipo de trabajo de lujo y jugadores experimentados, con formación universitaria, inteligentes y comprometidos.

Es así que, el 6 de Agosto de 1967, Estudiantes de La Plata se consagra campeón metropolitano, ganándole, en la cancha de San Lorenzo, una recordadísima final a Racing Club. De esta manera, se rompía la hegemonía de los denominados equipos grandes, quienes habían sido los campeones de cuanto torneo se desarrollaba desde el nacimiento del profesionalismo. Estudiantes de La Plata lograba por fin trascender en el plano futbolístico.

Al principio, que un humilde equipo no grande conquiste un campeonato parecía amistoso, pero el poder dominante y concentrado de capital federal tardó poco en generar un clima de antipatía y desprecio para con ese equipo de Zubeldía. Es que ese equipo estaba dispuesto a desafiar a todos, y lo hacía con novedosas herramientas: preparación física, pretemporada, concentraciones, debates internos sobre táctica y estrategia, entrenamientos intensos, jugadas ensayadas hasta el hartazgo. Nada de eso era común por aquellos tiempos. 

Pero el hambre de gloria no se detuvo allí. Comenzaría a forjarse un amor para toda la vida con una competición sin igual: la Copa Libertadores de America. A Zubeldia y sus muchachos no les alcanzaba romper la hegemonía local y fueron por el continente: el 16 de Mayo de 1968, Estudiantes de La Plata se consagra Campeon de America, en el mítico estadio Centenario de Montevideo y frente al poderoso Palmeiras de Brasil. Una revolución. Un cambio de paradigma que logró todo lo que se propuso. Pero esto no fue todo. En Inglaterra esperaba el magnífico Manchester United y allí Estudiantes de La Plata siguió desafiando estructuras, enfrentándose a la realidad, derribando mitos y ganándole a la lógica: el 16 de octubre de 1968, Estudiantes de La Plata se consagraba campeón del mundo.

Mas de 60 años cobraron sentido esa noche. Seguramente Hirschi, Pelegrina, Osacar, Infante, Ferreira y tantos otros levantaron esa copa con aquellos Animals. Los valores culturales llegaban a su máxima expresión: a base de sacrificio, tenacidad, ingenio, creatividad, humildad, seriedad, vigor, entereza, solidaridad, generosidad, trabajo incansable, se lograba trascender, quedar para siempre en la historia grande del futbol mundial.

Dicen que lograr éxitos es muy difícil, pero más difícil mantenerse. Ese equipo logró, nuevamente, desafiar aquella sentencia y pudo mantenerse en los primeros planos: el 21 de febrero de 1969 conquista la Copa Interamericana y el 21 de mayo del mismo año se consagra Bicampeón de América. Pero faltaba escribir una última página: el 27 de mayo de 1970 Estudiantes de La Plata ganaba su tercer Copa Libertadores de América de manera consecutiva.

Para ese entonces, aquello que parecía simpático en 1967, pasó a ser denostado públicamente. Se acusaba a Zubeldia y su equipo de practicar anti-futbol. Hay quienes hoy siguen sosteniendo aquel concepto, quienes creen que un equipo puede ir a Inglaterra y ganarle al Manchester de Best pinchando gente…cada uno delira como quiere, lo cierto es que Estudiantes de La Plata cambió para siempre la historia: demostró que los partidos hay que jugarlos, que los equipos con menos posibilidades económicas deben compensar esa escasez con trabajo aplicado, disciplina, creatividad, responsabilidad. Ese equipo democratizó el futbol y fundó el pragmatismo como nueva manera de entender a la alta competencia. Zubeldia y su pragmatismo dejaron en claro que el objetivo es ganar y que para eso podemos utilizar una amplísima gama de herramientas, variantes, alternativas. Porque los rivales son distintos, porque el contexto también es cambiante. La táctica y la estrategia se definen a partir del conocimiento de los recursos propios, los recursos del rival y el contexto. Pensar que jugando siempre de la misma manera vamos a obtener los mismos resultados es negar la existencia de elementos externos. Y así estaba el futbol hasta 1967: los poderosos concentraban a los mejores jugadores y los demás equipos replicaban esa manera ofensiva de jugar, la faz defensiva tenia (y sigue teniendo) mala prensa, con lo cual era lógico que el que tenia jugadores más dotados técnicamente iba a prevalecer. Zubeldia patea el tablero y a partir de allí nada será igual.

Bilardo

Para 1971, las épocas de bonanza habían quedado atrás: Zubeldia ya no encabezaba el plantel, varios jugadores habían sido transferidos y el club había acumulado una numerosa cantidad de deudas.

La situación llegó a tal punto que exitia la posibilidad concreta de descender, tras un metropolitano muy flojo. Es asi que la dirigencia intenta seducir a Carlos Salvador Bilardo (quien había colgado los botines) para que tome las riendas del primer equipo como entrenador. En primera instancia Bilardo se negó ante la dificultad de tener que dirigir a los que habían sido compañeros suyos hasta hace muy poco tiempo, pero fueron los mismos jugadores los que fueron a insistirle al doctor para que sea el dt y, ante ese pedido, no pudo negarse: dirigiío tres meses y logró salvar a Estudiantes de La Plata del descenso. Luego de eso, decidió renunciar (era realmente difícil para él tener que dirigir a sus ex compañeros).

Aquí comienza la historia de Bilardo entrenador. Una carrera brillante, una vida entregada al fútbol por completo. Bilardo es el mejor alumno de Zubeldia y no hay entrevista en donde no lo nombre, siempre esta presente la imagen del maestro, del tipo que le marco el camino. Definitivamente Bilardo le adicionó su impronta y su estilo a los conocimientos que había adquirido de Don Osvaldo, pero siempre defendiendo la escuela de Estudiantes de La Plata, la escuela del pragmatismo zubeldiano.

Luego de esa primera experiencia, Bilardo retorna como DT en 1973, ya con una cantidad de jugadores surgidos de divisiones inferiores que le permitió armar un buen equipo, el cual, en 1975 logra un subcampeonato recordado por apellidos tales como Carlos Lopez, Galetti, Veron, Benito, Pezzano, Pachame. Estudiantes de La Plata, nuevamente, volvía a los primeros planos. La cultura volvía a resignificarse de la mano de Bilardo.

En 1976 culmina el segundo ciclo de Bilardo como DT. Pero no seria el ultimo: en 1982 regresa para terminar aquello que había empezado años atrás y para quitarle cualquier argumento a los que insistían en decir que Estudiantes de La Plata practicaba antifutbol (se ve que mucho no leyeron de Los Profesores, de la Tercera que Mata, de Pelegrina, de Infante, de Carlos Lopez…necesitaban que alguien les demuestre que no hay una manera, hay un objetivo...ahí estaba el doctor). Sabella-Ponce-Trobbiani. Tres apellidos que dicen todo: tres exquisitos, tres números diez jugando juntos en un equipo de Estudiantes de La Plata. Es imprescindible que recordemos esto: Estudiantes de La Plata no defiende una manera de jugar, la cultura de nuestro club excede una determinada disposición táctica, una estrategia puntual. Y Bilardo lo demostró. Ese equipo se consagró campeón del torneo metropolitano de 1982 y estuvo muy cerca de conseguir la copa libertadores, se lo impidió un recordadisimo partido contra Gremio de Porto Alegre. Sin dudas este equipo merece un lugar en la historia grande de nuestro club: esa conquista construyó el primer puente de plata (en palabras del gran Alejandro Sabella), uniendo las conquistas del 60 con las de esa década del 80.

Tras ese torneo, Bilardo es contratado por la AFA para conducir al seleccionado mayor. El alumno logró lo que no le dejaron lograr al maestro (Zubeldia duró muy poco en el cargo de seleccionador nacional, tras pedir mejores campos de juego y algunas otras condiciones que los dirigentes no aceptaron). Se abre aquí la gran disputa futbolística entre nosotros y aquellos, entre los que queremos ganar de la manera que sea y los que priorizan las formas por sobre el fondo. Bilardo fue el blanco elegido. Lo denostaron, le tiraron con munición gruesa, sin piedad, hasta que no pudieron decir mas nada ante la conquista mayor: Argentina se consagra campeón del mundo con Bilardo en el banco de suplentes. En esa copa mundial, el doctor realiza una innovación táctica, fiel al estilo del pragmatismo zubeldiano: 3 defensores, 5 mediocampistas, 2 delanteros. La escuela de Estudiantes de La Plata seguía creando y era reconocida mundialmente (FIFA reconoce esa disposición táctica como una de las 10 tácticas del siglo XX).

Estamos en presencia de un genio, un obsesivo del fútbol que defendió la cultura de Estudiantes de La Plata en cada rincón del mundo. Entender a Bilardo como un personaje risueño, que cuenta anécdotas y envenena a la gente es comprar el personaje que nos quieren vender sus enemigos: Bilardo marco una época, defendió nuestra manera de pensar el fútbol en el contexto más hostil, tuvo que llevar al extremo el pragmatismo y eso lo llevó a ser señalado por los grandes medios que no comulgaban ni comulgan con nuestra cultura.

Afortunadamente, 1982 no será el último regreso del doctor. 

El descenso

La década del 90 fue una época tan difícil para el país en general como para el club en particular. Una sucesión de malas decisiones, con técnicos que duraban poquísimos partidos como marca destacada, desembocó en el descenso de categoría. Estudiantes de La Plata, por primera vez, descendía por merito propio y lo hacía con muchos pibes que asomaban en el primer equipo.

Esos pibes serían la base del rápido y recordado ascenso: Estudiantes de La Plata arrasó en la segunda categoría y logró volver a primer en tiempo récord (5 fechas antes de terminar el torneo ya había conseguido el ascenso). Con la dirección técnica de Miguel Angel Russo y Eduardo Lujan Manera, el club volvía a la primera división, basándose en sus divisiones inferiores.

El segundo puente de plata

Las grandes conquistas necesitan de un proceso arduo y largo. Estudiantes de La Plata, luego de ascender, comienza a transitar el camino de volver a ser lo que algun día había sido.

En 1997 asume la presidencia Edgardo Valente, quien comenzó un proceso de saneamiento integral de las cuentas del club. Pero esto era difícil de armonizar con la faz deportiva: cerca del año 2000, el equipo coqueteaba cada vez mas cerca con el descenso. En ese año, se salva por muy poco de jugar la promoción y los años siguientes son mas de lo mismo.

En el año 2002 asume como presidente Julio Alegre, uno de los dirigentes mas importantes de los últimos años. Alegre toma una decisión extrema: para resignificar la cultura había que traer al mejor alumno, otra vez. El 4 de mayo de 2003, Carlos Salvador Bilardo dirige nuevamente a Estudiantes de La Plata (su tercer retorno). Lo que institucionalmente había comenzado Valente, ahora deportivamente lo comenzaba a construir Bilardo: el club contaba con muchos valores surgido de inferiores, con poca experiencia pero mucho potencial (Angeleri, Sosa, Pavone, Luguercio, entre otros) que Bilardo se encargo de moldear. El doctor les transmitió la cultura del club y este fue el inicio de la ultima etapa gloriosa de Estudiantes de La Plata. 

A partir de allí comenzaron a construirse buenos planteles, dispuestos a volver a los primeros planos, pero no se consiguen campeonatos hasta el ultimo gran regreso.

Sebastián Verón

Como alguna vez lo hizo Manuel Pelegrina o Carlos Bilardo, de esa manera, Juan Sebastian Veron, también decidió volver para retirarse como jugador en Estudiantes de La Plata.

El club había logrado conformar buenos planteles pero con la llegada de Veron en plenitud (pretendido por equipos como Inter de Milan o Real Madrid) y la aparición de Diego Simeone como entrenador, el puente de plata, el segundo gran puente de plata, terminó de construirse.

Ese campeonato de 2006 vino a mostrarnos a las nuevas generaciones todo aquello que nos habían contando. Nuevamente, todo volvía a tener sentido, otra vez se resignificaba la cultura, porque ese equipo tenía todo lo que la cultura de nuestro club le pide a sus jugadores. Ese campeonato será inolvidable para todos los que soñábamos con gritar “campeón” y allí pudimos hacerlo por primer vez sin la necesidad de que sea recordando viejas y añoradas épocas.

Pero eso no fue todo, Estudiantes de La Plata siguió conformando muy buenos equipos y comenzaron a aparecer las competiciones internacionales. En 2008, con Astrada como DT, se consigue el segundo puesto en la Copa Sudamericana. El sueño de trascender en America quedaba trunco, pero no por mucho tiempo.

Sabella

Tras un arranque dificultoso en la Copa Libertadores de América, Astrada deja de ser entrenador del club y la dirigencia decide contratar para ese puesto a Alejandro Sabella. En ese momento, mas de uno miraba de reojo al designado, quien había sido campeón como jugador pero nunca había dirigido como cabeza de cuerpo técnico (si como ayudante de campo).

Sabella sorprendió a propios y extraños. Sabella regreso como entrenador a escribir una de las etapas más gloriosas de Estudiantes de La Plata: luego de una memorable copa libertadores, el 15 de julio de 2009, Estudiantes de La Plata se consagraría Campeón de América, en Brasil, contra Cruzeiro, en una imborrable final. Y aquí otra vez, la cultura de Estudiantes de La Plata volvía a resignificarse: el pragmatismo zubeldiano, ahora sabelliano, volvía a poner en el primer plano internacional al club.

Para finales de ese año 2009, se disputa el mundial de clubes: Estudiantes de La Plata juega un partido histórico contra uno de los mejores equipos de todos los tiempos: el Barcelona de Guardiola. Y este partido sirve para dejar en claro algo fundamental: el pragmatismo busca la manera que nos acerque mas a la victoria, esto no quiere decir que siempre vayamos a ganar, es mas, tener presente que hay posibilidades de ganar conlleva a la lógica posibilidad de que puede salir mal, lo realmente importante es pensar y descifrar la manera mas probable de ganar, aceptando que no hay una sola y que no siempre es la misma manera la que nos dará el resultado esperado. Estudiantes de La Plata perdió ese partido: quizás sea la herida deportiva más grande que deberé llevar a la tumba. El partido estaba 1 a 0 a favor hasta dos minutos antes de terminar, pero llego el empate y luego, en el tiempo suplementario, la derrota. Nadie reivindica derrotas, o no aquí por lo menos. Pero no creo que haya en el mundo un equipo que haya estado más cerca de ganarle a ese equipo que aquel de Sabella. No es un consuelo, es entender qué preceptos defendemos: se puede ganar y se puede perder, lo que no se puede es dejar de hacer cosas para ganar, eso de ninguna manera.

La etapa gloriosa se termina con un año 2010 muy intenso. En el primer semestre, se conforma un equipo con un volumen de juego pocas veces visto, que logra una cantidad atroz de puntos pero se queda en la puerta de la estrella numero 11: sale subcampeón a manos de Argentinos Juniors. Al torneo siguiente, con mucho menos plantel, Sabella demuestra, nuevamente lo que significa ser pragmático: el equipo se transforma y, acomodándose a los recursos disponibles, logra obtener el campeonato apertura 2010. Allí se cierra la ultima gran etapa, donde volvieron a cobrar sentido todos aquellos valores que nos guían día a día como hinchas de Estudiantes de La Plata.

El presente

Lo que vino después es bastante conocido. Sabella se aleja del equipo en el inicio de 2011 y a ese alejamiento le preceden una sucesión de malas decisiones dirigenciales: se contrata a entrenadores que duran poco en su cargo, se apuesta por interinatos, se traen una cantidad desproporcionada de jugadores, dejando relegados a las jóvenes promesas.

Con la llegada de Mauricio Pellegrino, las cosas se fueron encaminando. El DT logró promover a muchísimo jugadores jóvenes, muchos de los cuales ya han sido vendidos, dejando sumas importantes de dinero en las arcas del club. 

Actualmente, con Sebastián Verón como presidente y Gabriel Milito como entrenador, el club intenta volver a reinventarse. Se necesita comenzar un nuevo proceso de resignificación, que traigan como consecuencia que todos nuestros valores, una vez mas, vuelvan a cobrar el sentido por el cual todos somos hinchas de Estudiantes de La Plata: trascender.

Conclusión Final.

Esta ha sido una extensa, desprolija, apurada y parcial recopilación de nuestra riquísima historia. Seguramente tendrá varios errores de redacción que se iran corrigiendo, pero parece importante que se publique hoy, en el 110 aniversario de nuestro amado club.

El presente relato, extenso debo admitirlo, tiene como objetivo relatar nuestra historia marcando ciertos hitos, mostrando los valores que se conectan a lo largo de los años.

Si uno realiza un pantallazo general, las conquistas logradas son la consecuencia de decisiones lógicas, del trabajo meditado, pensado y proyectado por una cantidad de hombres que serán siempre parte de nuestro club.

La cultura de Estudiantes de La Plata no se modificará jamás. Los valores que nos representan en el mundo siempre serán el trabajo, la seriedad, la solidaridad, el valor, el esfuerzo, la tenacidad entre muchos otros. Entender que el mundo cambia y que debemos adaptarnos a él, nos servirá para buscar la mejor manera de sostener nuestros valores a lo largo del tiempo. Siempre recordemos que debemos construir puentes de plata que unan nuestro pasado glorioso con el presente, para después, proyectar un nuevo puente, que nos lleve a un futuro con un Estudiantes de La Plata cada día mas grande.

Feliz Cumpleaños Estudiantes de La Plata. Te Amo.

PD: este trabajo de ninguna manera podría haberse realizado sin el aporte invaluable del mejor espacio histórico del Club Estudiantes de La Plata. Me refiero a http://mazypincha.blogspot.com.ar/ Les pido que visiten ese blog, allí encontrarán, mucho mas profundizada, nuestra historia.


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Resignificar
[2] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/06/fundacion-del-club-atletico-estudiantes.html
[3] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/03/homenaje-1-jorge-hirschi.html
[4] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/08/homenaje-10-pedro-osacar-el-hombre-de.html
[5] http://mazypincha.blogspot.com.ar/2011/07/homenaje-9-mariano-mangano-el.html

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