miércoles, 6 de mayo de 2015

DOS CARAS

El resultado fue muy generoso con Estudiantes de La Plata. Fue victoria y eso es lo más importante. El gol de visitante adiciona dificultad a una serie complicada por sí misma, pero no nos quejemos: pudo ser haber sido peor.

El equipo de Gabriel Milito ofreció dos versiones distintas en un mismo partido: fue un equipo en el primer tiempo y otro, muy distinto, en la segunda mitad.

Intensidad, presión alta y juego directo.

El partido comenzó con un ritmo frenético y desordenado. Los primeros diez minutos mostraron un desborde de energía que fue posicionándose en niveles altos, pero sensatos. Estudiantes de La Plata era un aluvión en esos primeros minutos y, con el correr de los mismos, fue ordenándose y encontrando los espacios para quebrar el cero.

Una presión muy alta, tapando la salida del rival cerca del área contraria, y un buen achicamiento de los espacios, provocaron que el equipo tuviera un muy buen primer tiempo: Sánchez Miño era el eje de los avances; Auzqui y Aguirregaray, por derecha, Acosta y Pereira, por izquierda, aportaban desborde y profundidad. No se apreciaba una tenencia de pelota horizontal y lenta, sino que era un juego directo, vertical, con poca lateralización.

Defensivamente, no se vivieron mayores contratiempos, salvo una salida de tiro libre imprecisa de Sebastian Domínguez…solo un adelanto de lo que vendría en los segundos cuarenta y cinco. El rival no encontraba la manera de neutralizar el juego directo, por lo que pensar en un ataque punzante, para ese entonces, era una utopía colombiana.

Los goles llegaron como consecuencia de un ataque sostenido, intenso, profundo y determinante: Auzqui (de muy buen rendimiento) primero y Carrillo (otra vez, el mejor de la cancha) después, plasmaron en el resultado la diferencia notoria que se había presentado en esa primera escena.

Falencia física y fallas centrales.

Resulta algo complejo encontrarle un argumento lógico a un cambio tan radical, tan abrupto, drástico.

En el segundo tiempo, se vio un Estudiantes de La Plata totalmente opuesto al del primer tiempo.

Un equipo que ya no ejercía una presión alta ordenadamente, sin contención en el mediocampo y con serios errores en la zaga central, fueron los condimentos que generaron un desconcierto global que, generosamente, sólo devino en el descuento visitante (gracias a Navarro, la ineficacia del rival y alguna dosis de fortuna, siempre necesaria).

Ahora bien, lo verdaderamente importante es detectar las causas y encontrar soluciones a estos problemas.
La condición física aparece como una de las principales razones por las cuales el equipo no pudo sostener un ritmo como el del inicio. Si bien no podemos pretender que se mantenga una intensidad tan alta durante todo el partido, lo que se percibió fue un agotamiento muy severo, una merma física muy preocupante, que difícilmente se pueda mejorar en medio del baile. Entonces ¿Qué hacemos? Cuando el físico no da para presionar en la zona alta, el camino más recomendable parecería ser replegarse: juntar líneas para achicar espacios y defender sin pelota un poco mas cerca del área propia para que, una vez que se recupera, apostar a una tenencia mas densa, menos vertical, con mayor elaboración (Estudiantes de La Plata versión Campeón 2010): ir del juego directo a un juego con mayor lateralización en zonas medias, lejos de nuestro arco, para reducir los riesgos y buscar el momento justa para verticalizar. Alguno, con razón, me podrá decir “este equipo, las veces que defendió cerca del arquero propio, defendió mal”. Definitivamente cierto: partidos como los jugados contra Argentinos Juniors o Banfield, demuestran que hay dificultades a la hora de proponer una defensa retrasada. El desafío entonces será, por un lado, mejorar físicamente, para sostener el mayor tiempo posible la presión alta y, por el otro, cuando esto no se pueda hacer (por merma física o porque el rival prevalece) brindar una mejor defensa en la zona baja, que se retrase y se compacte de una mejor manera.

Una segunda causa, que explica el bajo rendimiento, es el bajo nivel individual de algunos futbolistas que se desempeñan en posiciones clave de la defensa. El rendimiento individual de la zaga central fue bajísimo: tanto Desábato como Domínguez mostraron lo peor de su repertorio (lentitud, falta de oportunidad para cortar avances, errores altamente riesgosos en las entregas). A estos dos jugadores, debemos sumarle un segundo tiempo para el olvido de Damonte: desorden, falta de contención en el mediocampo, decisiones equivocadas en la salida. Es cierto que tampoco fue bueno el aporte defensivo de Gil, quien no brindó demasiado apoyo en la recuperación. En ese contexto, tampoco prevalecieron los jugadores de creación: Acosta se perdió por la banda izquierda, Sánchez Miño (notoriamente cansado) dejó de gravitar por el centro y los ingresos de Jara y Vera no aportaron demasiadas soluciones. Volviendo a los tres jugadores señalados en primer término (Desabato, Domínguez y Damonte), lo realmente sorprendente es la falta de criterio en ciertas situaciones de juego, mas teniendo en cuenta que estamos hablando de jugadores experimentados, con una gran trayectoria y con pruebas de sobra de sus capacidades técnicas. Las pérdidas de pelota, en zonas altamente riesgosas, fueron un denominador común del trío, cuestión que necesariamente deberán corregir. El equipo, con el resultado a favor, necesitaba pases seguros, salidas asumiendo el menor grado de peligrosidad posible y no siempre fue así. Muchos atribuyen esto a una bajada de línea del entrenador, que, supuestamente, insiste en salir, a como de lugar, por el piso. Lo cierto es que en el primer tiempo esto no fue así: cuando se pudo salir por el piso, se hizo, pero cuando la jugada pedía una pelota larga, también se utilizó este recurso. En el segundo tiempo, con un rival lanzado a la presión alta, en la mayoría de las salidas, la mejor opción era un pase largo para la bajada de Carrillo o para alguno de los laterales (ya que Independiente bloqueaba a los centrales y el mediocentro con tres hombres, dejando tres mediocampistas con cuatro jugadores de Estudiantes disponibles –Pereira, Gil, Sánchez Miño, Aguirregaray- y cuatro defensores con nuestros tres atacantes). Pero no siempre fue así: mas de una vez se asumieron riesgos innecesarios, intentando salir desde abajo, cuando el rival estaba al acecho (de hecho, por pases mal ejecutados, se generaron gran cantidad de opciones de gol para la visita).

El poco tiempo de trabajo, desde luego que también atenta contra el rendimiento que un equipo puede ofrecer: Milito ha llegado hace muy pocos días y, seamos justos, bastante ha hecho en lo que va de su estadía en City Bell. Se identifica un cambio de actitud, mayor determinación y una evidente modificación en algunas cuestiones tácticas y estratégicas. Lo que personalmente me inquieta es escuchar ciertas declaraciones del DT como “en el segundo tiempo perdimos la pelota, no pudimos prevalecer y sostener la intensidad”…eso lo vimos todos, el tema es qué hacemos para solucionarlo. Si el DT identifica un rendimiento por debajo de lo deseable debe generar un cambio para encontrar una salida: Milito paso de un 4 3 3 a un 4 4 2 (y creo que con esa decisión intentó darle respuesta al escenario adverso), pero el equipo no acusó recibo y quedó en el medio del camino entre seguir presionando arriba (físicamente imposible) y esperar mas atrasados. Sin dudas que con tiempo de trabajo esto podrá mejorarse como algunas otras cuestiones como la marcación de la pelota detenida. El descuento colombiano llegó tras un centro de Omar Pérez: la pelota fue al corazón del área y la defensa no respondió adecuadamente, el rival entró solo por el centro, el arquero no salió a tiempo y la pelota terminó en gol. El DT reconoció que propuso una marca en zona con alguna asignación específica: el punto es que en zona,  hombre a hombre o mixta, la defensa de la pelota parada debe ser corregida.

El partido del viernes servirá para ver a algunos jugadores y comenzar a pensar en que puedan llegar a ser considerados para el equipo que jugará en la altura de Bogotá (Jara de central, Gil Romero como mediocentro, Barbona o Román Martínez como variantes para ocupar lugares como interiores).

El próximo martes, Estudiantes de La Plata se jugará el pasaje a cuartos de final de la Copa Libertadores de América. Esa Copa que no te espera, que no te da segundas oportunidades. Ahora no existe mañana, no hay revancha y el equipo lo sabe. Solo nos queda confiar en que, a fuerza de trabajo, se podrán lograr los resultados que todos esperamos.

7 abrazos!







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