sábado, 16 de mayo de 2015

ARGUMENTOS

Comienza el entrenamiento.

El director técnico explica el ejercicio a realizar, lo muestra en cancha y les pide a sus jugadores que comiencen a reproducirlo.

Pasados unos minutos, el entrenador hace sonar su silbato y dice: “muchachos, ¿nadie me va a preguntar por qué carajo estamos haciendo esto?”. Nadie le contestó. “Tienen que preguntar, muchachos, hablen, reflexionen, hagan que yo tenga que argumentar los trabajos que hacemos. No sean maquinas. Cada cosa que practicamos tiene una razón: pregúntenla, convénzanse de que lo que están haciendo sirve para algo, que no es un capricho mío”.

Quien escribe era uno de los jugadores de ese entrenador, que intentaba enseñarnos a jugar al básquet, pero yo creo que, quizás sin darse cuenta, nos estaba enseñando mucho más que eso. Nos enseñaba que si uno es disciplinado puede llegar lejos, pero si a la disciplina le agrega reflexión el convencimiento será mayor y los pasos a seguir podrán darse sin titubeos, con determinación.

Todo el tiempo estamos decidiendo, eligiendo entre varias alternativas, seleccionando un camino a seguir.

Esas decisiones pueden estar sustentadas en argumentos sólidos o ser simplemente producto de un capricho, un prejuicio o algún impulso que no manejamos (o si, y no nos interesa modificarlo).

Definitivamente, desde aquí, vamos a darle una mayor valoración a quienes argumenten sus decisiones que a los que no lo hagan. Y esto es absolutamente independiente de la posibilidad de coincidir o no con la decisión o los argumentos: no se trata de que todos pensemos igual, se trata de construir un debate que nos enriquezca, más allá de cada postura.

Hace unos pocos días, fui a dar con una entrevista que le realizó el periodista Mariano Closs al nuevo entrenador de Estudiantes de La Plata, Gabriel Milito. Luego de la eliminación del martes pasado de la Copa Libertadores, decíamos que nos quedaba un sinsabor y la sensación de que el equipo pudo haber hecho alguna otra cosa mejor de la que hizo. Desde aquí, dijimos que no compartimos el planteo táctico y estratégico del entrenador y, además, que nos había asombrado el plan elegido. Para sorpresa (muy grata por cierto) la entrevista echó un manto de claridad al tema: se trató de una charla puramente de fútbol, pero de fútbol en serio, no de zonceras o nimiedades. Una entrevista donde se plantearon cuestiones tácticas y estratégicas, donde Milito expuso los argumentos que lo llevaron a decidir por esas formas y no otras. Veamos.

Es justo decir que las intervenciones de Closs fueron oportunas y claras: el periodista expuso 3 cuestiones muy puntuales que fueron abordadas por Milito.

El primer punto fue la posición de Sánchez Miño: el periodista expone que, desde su punto de vista, el ex Torino se desenvuelve mejor por izquierda que por derecha. Este tema lo hemos abordado en este espacio y coincidimos con Closs. A este planteo, Milito contestó que el equipo juega con un medio centro y dos interiores: Sánchez Miño comienza por derecha pero con la idea de “pisar para adentro” y jugar de frente al arco y por el centro del campo. Es cierto que esta posición de Sánchez Miño, no es la misma que cuando el equipo tenía una línea de cuatro medios: allí Miño se ubicaba bastante más cerca de la línea, atentando contra un posible centro por una cuestión lógica de perfil. Conclusión: para Milito, Sánchez Miño, es más peligroso por el centro que por banda izquierda.

La segunda cuestión planteada por el relator, fue la convivencia de dos medios con características más defensivas, como son Damonte y Gil. Milito argumenta: “en la ida jugamos con ellos y el primer tiempo fue muy bueno”. Lo que esgrime el entrenador es cierto y hasta podríamos agregar que Gil posee características de mediocampista mixto, porque tiene recuperación y un pase aceptable, pero no sería muy descabellado pensarlo como mediocentro. No es una decisión que podamos calificar como sorpresiva, mas si debemos decir que Gil, creemos, puede ser mediocentro de recuperación.

La entrevista vira hacia un plano más general, se empieza a hablar de cuestiones más generales, de base, ya no de nombres propios. Y aquí debemos realizar una clara separación que se desprende de lo vertido por Milito: una cosa es la idea base del entrenador y otra muy distinta lo que propuso el martes pasado. Lo realmente enriquecedor, es que Milito explica los motivos por los cuales cambió (brillante palabra) cuestiones estructurales de su idea madre para el partido contra los colombianos.

La idea madre del entrenador.

“Nos encanta la presión alta: SOMOS ESO” “Presión ordenada e intensa”  “Hacer valer la zona de gestación” “Nos gusta mucho el 4 3 3”.

No hace falta entrar en mayores interpretaciones: las declaraciones de Milito son suficientemente claras como para que nos demos cuenta desde donde parte. Cuatro defensores, un mediocentro, dos interiores, dos extremos y un centrodelantero. Ese es el dibujo base, la táctica. La estrategia tiene que ver con esa palabra tan utilizada por el entrenador: presión (alta, ordenada e intensa). Tratar de recuperar la pelota lo antes posible y lo lejos del área propia para que, una vez recuperada, se construya un ataque que genere superioridad numérica entre líneas a partir de pases filtrados, de la tenencia entendida como herramienta para atacar, no para el tiki taka.

Ahora, quien vió el partido del martes se podrá dar cuenta que lejos estuvo el equipo de plasmar esa idea madre del dt. Entonces, las preguntas que surgen son varias: ¿Por qué se planteó una línea de 5 defensores, tres medios y dos puntas? ¿Por qué la estrategia fue defender cerca del arco propio para recuperar y salir de contragolpe? ¿Por qué Cerutti en el banco? Milito argumenta.

El partido en Bogotá

Aquí comienza una de las mejores partes de la entrevista.

El entrenador explica detalladamente las razones por las cuales se decidió por esas formas, dejando de lado sustancialmente su esquema predilecto. Y entre las razones encontramos un análisis de los recursos propios, los recursos ajenos y el contexto (bastante parecido a lo que nos gusta a los de por acá).

Independiente Santa Fe de Bogotá presentaría una disposición táctica con cuatros defensores (dos laterales con tendencia a proyectarse continuamente), un mediocentro de buen primer pase, dos interiores, un mediocampista de creación (el viejo enganche, que en este caso era Omar Pérez) y dos delanteros más cerca del centro del campo (cerrados) que de las bandas, con la firme intención de jugar mano a mano contra los centrales rivales. Con el resultado en contra y la condición de local, Costas no tenía muchas opciones estratégicas: laterales adelantados, mediocentro con pase vertical, gestación de Pérez y Roa, los dos delanteros fijando a los centrales lo más cerca de Hilario posible.

Gabriel Milito tomó nota de ello, analizó los recursos y las necesidades del rival, y consideró la posibilidad de sostener su esquema madre, pero con algunas modificaciones: cuando el rival juega con un rombo en el centro del campo, una solución posible es que un interior tome al mediocentro rival para cortar ese pase y que el mediocampista rival que se ubique por esa zona (la del interior que se fue con el mediocentro) sea tomado por el lateral de esa banda, bajando el lateral opuesto a formar una línea de 3 defensores. Es decir el 4 3 3 mutaría a un 3 3 1 3, con los 3 delanteros obligando a que el rival mantenga a los 4 defensores.

Si Milito tenía una solución a la disposición táctica del rival, partiendo de su esquema madre ¿Por qué no la utilizó? La respuesta es simple: análisis de debilidades y fortalezas propias.

El debut de Gabriel Milito como entrenador de Estudiantes de La Plata se produjo el 21 de abril de 2015, es decir, hace exactamente 25 días y, desde allí, ha dirigido 5 partidos (un partido cada 5 días).
“Para sostener un ritmo alto, una presión alta con orden e intensidad necesitamos crear un hábito y eso lleva tiempo de trabajo” Tiempo es lo que menos ha tenido, Milito, seamos justos: 5 partidos restan 5 días de trabajo, más otros 5 días que son los posteriores al partido en donde los trabajos son de relajación y reacondicionamiento, mas algún que otro día libre para que los jugadores se reencuentren con sus afectos, nos da unos 10 a 12 días de trabajo de campo. Y esto no pretende ser una defensa al entrenador, solo buscamos poner sobre la mesa la veracidad del argumento.

Una segunda razón que expone Milito, por la cual se planteó de determinada manera el partido, es la altura sobre el nivel del mar por sobre la cual se ubica la ciudad colombiana de Bogotá. Evidentemente esta situación afecta el rendimiento físico y mental de los futbolistas, no es un mito o una excusa (por lo menos no siempre). Los jugadores se agotan más rápido, la pelota circula de otra manera y, adicionalmente, enfrente, hay un rival que sí sabe manejar esa situación. Es decir, encontramos un análisis del contexto que también influyó en la decisión del entrenador.

El siguiente elemento valorativo no fue expuesto por Milito, pero me atrevería a decir que es un atenuante por el cual se potencian los dos anteriores: la condición física del plantel no es la deseable. Es decir, tenemos una idea que necesita trabajo, un partido en la altura y jugadores mal preparados físicamente.

El resultado fue un elemento que también tuvo en cuenta Milito a la hora de elegir las formas y aquí es donde no compartimos la argumentación. Ya se dijo anteriormente que la competición le otorga una excesiva valoración a los goles convertidos en condición de visitante. Estudiantes de La Plata fue a Bogotá con una diferencia mínima, que ni siquiera era de un gol con el partido cero a cero, ya que una anotación del rival lo dejaba afuera. Para que la diferencia conseguida de local se plasme en el resultado, Estudiantes debía hacer un gol. Lejos, muy lejos estuvo de eso. El entrenador le concedió una ponderación excesiva a una diferencia irrisoria.

Entonces ¿Cuál fue el plan de Milito?

“Cortar los circuitos de juego de ellos” “Incorporar un central mas para controlar mejor a los delanteros y que no jueguen mano a mano con nuestros centrales” “No asumir riesgos por el resultado y por la altura” “Que pase el tiempo, el rival se desespere y en el segundo tiempo meter a Cerutti fresco para aprovechar espacios” “Que Auzqui vaya encima del mediocentro, emparejar a nuestros laterales con los laterales rivales, Damonte sobre Perez, nuestros interiores sobre los medios de ellos, Desabato y Domínguez fijando a los delanteros y Jara Libre”.

Pero el plan no se ejecutó correctamente. Y Milito lo reconoce, haciendo más hincapié en la faz ofensiva que en la defensiva: “En la fase defensiva, el primer tiempo lo controlamos, pero no tuvimos juego asociado, hubo mala circulación”. Y aquí Closs realiza una gran intervención mencionando los rendimientos individuales, como por ejemplo, la grosería que comete Desábato en el primer gol. Lo que plantea el entrenador es correcto: el rival no inquietó hasta el error individual de Desábato, pero no estoy tan seguro que las razones de ello las encontremos en meritos propios, más bien creo que obedece a incapacidad en la gestación de los colombianos. Aquí es donde nos alejamos del pensamiento de Milito.  En cuanto al segundo tiempo, el director técnico dice: “arrancamos igual, buscamos variantes para atacar, arriesgando mano a mano atrás”. Lo cierto es que el equipo no mejoró y el final es el conocido.

La entrevista cierra con un mensaje que debemos destacar “debemos analizar lo bueno y lo malo, corregir y aprender”.

Un entrenador que analiza los recursos propios, tiene en cuenta los recursos del rival, pondera los elementos de contexto y, en consecuencia,  hasta está dispuesto a modificar sustancialmente su idea madre, el esquema táctico y la estrategia en los cuales basa su juego. Un entrenador que argumenta, más allá de no estar de acuerdo con todos los argumentos. Un entrenador que habla de futbol. Un entrenador que analiza, corrige y aprende.

Si Milito es eso como entrenador, esta de este lado del fútbol. Sin dudas.

Ahora habrá más tiempo para trabajar: los jugadores deberán mejorar su forma física e internalizar los conceptos básicos que el entrenador lleva como bandera. Lo importante es que las decisiones que se tomen partan de argumentos sólidos con vistas al único objetivo: ganar.

7 abrazos!

PD: A 47 años de la conquista de América, la llama que Don Osvaldo Zubeldia nos dejó, esta mas encendida que nunca. ¡A su salud Don Osvaldo! Gracias por enseñarnos que se puede romper con lo establecido, correr los límites desafiando a los poderosos y escribir nuestro propio destino, a fuerza de trabajo, dedicación y humildad.




2 comentarios: