La llegada de Gabriel Milito ha
despertado una gran polémica. Una parte significativa de hinchas de Estudiantes
de La Plata se muestran visiblemente en desacuerdo con la decisión que tomó el
actual presidente, Juan Sebastián Verón, luego de despedir, de manera
desprolija, a Mauricio Pellegrino.
¿En qué se basa el
descontento?
El prejuicio, es una construcción
que un sujeto elabora en su pensamiento dejándose llevar, en mayor medida, por
especulaciones o líneas de razonamiento con poco sustento desde la
racionalidad. Una percepción, a priori, de lo que pasará en el futuro, apoyada
en una supuesta certeza, que no es tal.
“¿Cómo vamos a traer a un menottista? No respetamos la historia de
Estudiantes de La Plata, le estamos dando la espalda a Bilardo”.
Esa sería, en términos generales,
la idea central de quién no está de acuerdo con la designación de Milito. No apunta
a su inexperiencia, mucho menos a su manera de trabajar porque, desde ya, ninguno
por estos lares la conoce. El enojo esta conducido por el prejuicio y por un
razonamiento simplista: Milito viene de Independiente, Independiente es
Menotti, entonces Milito es Menottista. ¿Qué pruebas sostienen la certeza, además
del razonamiento esgrimido? Una foto donde se lo vé a Milito abrazado con Menotti
en una charla de Pep Guardiola en la Ciudad de Buenos Aires.
Todas las opiniones son
respetables, sin dudas. Pero es importante identificar desde donde uno esta
opinando. Nadie anulará la opinión de quien la emite partiendo del prejuicio, solo
deberá tomarse desde ese lugar.
Que Milito tiene una conexión
íntima con Independiente, nadie puede negarlo. Y que Independiente ha sido un
club emparentado con el menottismo, tampoco. Pero del mismo modo, no podemos dejar
de marcar que Milito ha sido dirigido en otros equipos, por otros entrenadores
y aquí aparece indefectiblemente el nombre de Pep Guardiola. Quien crea que el
español es menottista tiene serios problemas de interpretación. Guardiola es
pragmatismo puro, sin dudas. Entonces ¿Por qué Milito debería ser menottista y
no guardiolista? Tenemos los mismos elementos (subjetivos) para ubicarlo en uno
o en otro lado.
Pero la génesis de este tema
excede ampliamente a Milito. Este descontento se basa en la tan famosa
dicotomía “Bilardo vs Menotti”, una rivalidad nacida hace ya varias décadas. Y creo
que aquí, los propios hinchas de Estudiantes de La Plata somos los que no nos
permitimos avanzar, dejando de lado aquel enfrentamiento.
Quien lee asiduamente este
espacio, se dará cuenta que siempre se ha hablado de un espacio Zubeldiano: Zubeldía
es, para quien escribe, el principio de todo, quien cambia el paradigma y rompe
con la lógica de jugar para que los cinco grandes se diviertan. Zubeldia inicia
el pragmatismo en el mundo del fútbol moderno: quienes hoy buscan la mejor
manera para ganar, teniendo en cuenta los recursos propios, los recursos del
rival y el contexto, desarrollan el pragmatismo iniciado por Osvaldo Juan
Zubeldia.
Los bilardistas probablemente ya
hayan dejado de leer, ojala que no. Bilardo ha sido y sigue siendo, el mayor
exponente del Pragmatismo Zubeldiano,
el mejor alumno de Don Osvaldo. Tal es así, que aportó una nueva táctica al
mundo del fútbol: es un continuador que creó, no solo que sostuvo lo aprendido.
Y eso generó la construcción del Bilardismo, quizás también porque, en esa
época, había que dar aquel debate contra los defensores de las formas por sobre
el fondo. Y la lucha fue encarnizada, cruel, despiadada. Y el que más lo sufrió
fue Bilardo, blanco de las mayores operaciones de prensa para que ceda el lugar
que había conseguido. Por todo eso, se genera el Bilardismo y es, sin dudas,
una base fundamental de la continuidad del Pragmatismo Zubeldiano.
Pero los años pasaron, y cuando los años pasan hay dos opciones: continuamos dando los mismos debates o los resolvemos y damos otros. Actualmente, seguimos discutiendo “Bilardismo vs Menottismo”, y Milito es un ejemplo. Ahora, me pregunto ¿Existe el menottismo como expresión futbolística en la actualidad? Podrá existir algún entrenador que, aisladamente, desde el discurso vende menottismo (tendríamos que ver si hay una coherencia entre el discurso y la acción) pero sinceramente, creo que los bilardistas que siguen discutiendo esto pelean contra el hombre invisible. Y ahora hay otra pregunta, mucho más profunda e intima, que nos debiéramos hacer y tratar de responder ¿el Bilardismo es llevado hoy a la práctica por algún entrenador? ¿Hay alguien con la capacidad y la determinación de Bilardo para hacer lo que él? ¿O hay nuevas expresiones, sin dudas influenciadas por el Bilardismo, del Pragmatismo Zubeldiano? Personalmente, creo que nadie podrá igualar lo que hizo Bilardo: no creo que nadie pueda imponer un sistema de juego, desconocido hasta ese momento, y que sea reconocido mundialmente. Mucho menos creo que exista o existirá una persona en este mundo que supere a Zubledia: el paradigma ya fue cambiado, solo resta perfeccionarlo, hacerlo cada día mejor, que evolucione y se modernice a la luz de los tiempos que corren. Sí encontramos, y estoy seguro que seguirán apareciendo, nuevos referentes del Pragmatismo Zubeldiano: Sabella, Simeone, Mourinho, Guardiola. Todos pragmáticos. La lista es muy extensa.
Lo más lamentable del asunto, es
que, detenernos en éste debate, nos priva de dar otros. Actualmente, nadie
discute que hay que hacer pretemporada, que hay que estudiar al rival,
perfeccionar jugadas, trabajar la pelota parada, planificar una táctica y una
estrategia en base al próximo partido. Les pido que me traigan a más de 5
entrenadores que piensen que el partido depende de cómo se levantó la estrella
del equipo ese día, sería un gran aporte para el museo de ciencias naturales. Entonces
¿Cuál es el debate? Las formas. La manera. Los diferentes caminos que podemos
tomar para llegar al objetivo. Debatamos con tipos como Bielsa (o entrenadores
que siguen ese camino), que sostiene una manera a cualquier precio, pero
trabaja incansablemente para perfeccionarla. Sería un debate mucho más
enriquecedor, porque estaríamos debatiendo con un laburador incansable y
entonces, no perderíamos tiempo en tener que explicar porque un entrenador
tiene que ver videos o entrenar doble turno.
Milito
Volvamos al tema puntual. Siendo absolutamente
sincero, Milito no hubiese sido mi elección. ¿Por qué es, supuestamente,
menottista? Creo que no hace falta aclarar que no, que no es por eso. No hubiese
sido mi elección porque no lo conozco, no sé cómo desarrolla su trabajo ni qué
opina sobre el Pragmatismo Zubeldiano. Y éste es el punto: incertidumbre. No sé
si Milito es menottista, bilardista, guardiolista o militista. Todas las
certezas de quienes ya se encargaron de ubicarlo en el menottismo se transforman
en dudas para quien escribe. Milito es un gran interrogante.
Probablemente para quienes deciden no lo sea: no creo que Juan Sebastián Verón (quien sabe de fútbol infinitamente más que cualquiera de los que vamos a la popular) elija a un entrenador sin estar convencido de sus aptitudes (podrá equivocarse, desde ya, pero con las mejores intenciones). Entonces, solo me queda confiar en las decisiones de un presidente elegido para eso, para tomar decisiones, y que la realidad comience a mostrarme las certezas que hoy no encuentro.
Las palabras correctas
Hace no mucho tiempo, un
entrenador del futbol chileno,
bielsista, que tuvo alguna posibilidad de dirigir a Estudiantes de La Plata
pronunció: “Voy a cambiar el estilo bilardista”. Podrán imaginarse cuanto duró
la negociación… Y aquí se abre una nueva discusión: nadie podrá quitar de la
historia de Estudiantes de La Plata lo hecho por Carlos Salvador Bilardo. Y nadie
es nadie. Sí se podrán elegir entrenadores pragmáticos que no sean bilardistas,
porque Bilardo hay uno solo (y debemos celebrar todos los días que es nuestro).
¿Se puede ser pragmático sin ser Bilardista? Si, porque el Bilardismo es una
expresión (la más desarrollada y exitosa) del Pragmatismo Zubeldiano, pero no
la única.
En su primera conferencia de prensa, Gabriel Milito dijo: “Quiero hacer mi propio camino. Trabajo y dedicación no van a faltar. Además de un compromiso vital por parte de todos nosotros. Tenemos una gran ilusión. Soy un fanático de la estrategia. Si la historia de Estudiantes es eso, vamos bien”; y luego agregó “Ya empezamos a ver y analizar cosas del rival. A partir de eso veremos cómo armamos el equipo y la manera.” Por último, señaló: “Lo que más me importa en este momento es que el equipo entienda el mensaje y que sea competitivo. Para eso hay un montón de caminos y dentro de una idea hay un montón de variantes. A esa idea le iremos metiendo las variantes de acuerdo al rival y a los jugadores”.
Lo primero que debemos rescatar es que sabe qué decir y no es poca cosa,
miremos a Sampaoli, sino. Luego, lo que se abre es el interrogante ¿Las
palabras tendrán una correlación con las acciones? Seriamos ingenuos si nos quedáramos
tranquilos escuchando estas palabras. Es una buena primera impresión, solo eso.
Pero, si solo queda en palabras, no servirá de nada.
Desde aquí, solo resta esperar que el equipo salga a la cancha, escuchar
a quienes asisten a los entrenamientos para ver cómo trabaja este nuevo cuerpo
técnico y, a partir de ello, construir una opinión sobre Milito. Ojala que los
prejuicios no se vean respaldados por argumentos reales, que hoy no tienen.
Ojala que Milito sea una nueva expresión, una más, de lo que este espacio ama y
defiende hasta las últimas consecuencias: Pragmatismo Zubeldiano.
7 abrazos!
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