Trabajosa victoria. Necesaria y trabajosa
victoria. Necesaria porque Estudiantes de La Plata no podía darse el lujo de no
sumar de a tres de local. Trabajosa por unas cuantas razones.
Destaquemos al rival, porque enfrente siempre
hay un rival (a veces más de uno, en ocasiones se juega contra el equipo que se
cambia en el vestuario contiguo, pero además contra nuestros propios miedos,
limitaciones, la presión que ejerce el entorno y unas cuantas cosas mas). Pero
en este caso, el rival de carne y hueso fue una dificultad real: un equipo
(Libertad de Paraguay) con jugadores de experiencia, acostumbrados a jugar
competencias internacionales, buenos jugadores (como el arquero, los centrales
y los dos delanteros, como para mencionar a algunos) y un cuerpo técnico que
sabe cómo deben plantearse esta clase de partidos. Lejos de achicarse por su
condición de visitante, Libertad planteó un partido de igual a igual, una
disputa codo a codo en la mitad de la cancha, sin retrasarse por inercia o
temor, sin regalar la tenencia de la pelota. El equipo paraguayo presionó de
manera excelente la salida de Estudiantes de La Plata: Rorro López (señor
delantero) encima de Domínguez (se lo vio muy lento y con alguna dificultad en
la rodilla que viene siendo la causa de sus ausencias) y dos extremos (uno de
ellos una gran aparición: Trellez. Anotémoslo) sobre Pereira y Aguirregaray. El
único que tenía un poco de libertad para salir con la pelota en sus pies era el
que menos se destaca por ese primer pase a la línea de medios (Shunke, quien
fue el más regular de una defensa floja. Ya llegaremos). Un mediocampo
batallador y con buen trato de pelota y una defensa aguerrida que estaba
preparada para sacar todo lo que venía por abajo y por arriba. En fin. Un rival
con todas las letras.
Ante ese escenario, Estudiantes de La Plata
comenzó insinuando buenas intenciones que sólo quedaron en eso: una pequeña
ráfaga de diez o quince minutos iniciales. La disposición de los medios por
fuera (Jara por izquierda y Sánchez Miño por derecha) no generó el efecto
deseado: que los medios se cierren buscando un remate desde afuera del área,
dejando el carril para las proyecciones de los laterales (fijados por los
extremos rivales, como se dijo). El DT tomó nota de esto y cambió el plan:
ataquemos por afuera con los medios y su pierna hábil lista para un centro.
Tampoco resultó: el equipo no tenía chispa, no encontraba un cambio de ritmo,
todo se hacía a la misma velocidad, escaseaban los pases entre líneas. La
monotonía del partido se rompió con una jugada que hizo estallar a los
protagonistas y a los hinchas: un jugador de Libertad cae, presuntamente
lesionado, un compañero tira al lateral la pelota para que lo asistan y en la
reposición Álvaro Pereira decide no devolverla. Los visitantes se abalanzaron
sobre Palito, que no entró en la discusión y la tribuna estalló, se sacudió la
modorra del partido, pero estaba muy cerca el final de ese primer tiempo. Allí había
un mensaje: o reaccionamos o esto termina en un empate, con suerte.
En el inicio del segundo tiempo, el ritmo del
partido nuevamente bajo en su intensidad y allí la modorra la tuvo que sacudir
el banco local: Acosta por Damonte fue el cambio que, quizás tarde (mejor tarde
que nunca), Pellegrino dispuso para intentar torcer el rumbo. Y el cambio de
nombres trajo consigo un cambio posicional: Sánchez Miño dejó la banda
izquierda y se ubicó de mediocentro, al lado de Gil (Acosta ocupó el lugar de Sánchez
Miño). Me animaría a decir que ese cambio posicional fue más importante que el
cambio de nombres. Mientras esto pasaba, Hilario demostraba que es el arquero
titular: evitó el gol de R. López de una manera brillante, sin dudas una
atajada clave. Su defensa no lo acompañaba demasiado: los centrales perdían de
arriba y no brindaban seguridad por abajo, un sector de la cancha que
evidentemente deberá mejorar para que el equipo pueda trascender. Pero
retomemos. Sánchez Miño por el centro se sintió más cómodo, más protegido, con
menos metros que recorrer a la hora del retroceso, sin problemas de perfil para
entregar la pelota. Gil se dedicó a raspar (o siguió raspando, el rendimiento
del ex Olimpo es para destacar, un despliegue admirable y un aporte
futbolísticamente vital). Y aquí debemos ser absolutamente justos: otro de los
cambios que Pelegrino dispuso (incluso antes que el de Acosta por Damonte) fue
la inclusión de Auzqui por el lesionado Jara (no termina de adueñarse de la
banda derecha). Quien lee este espacio o ha compartido, con quien escribe, alguna
charla, sabe que Auzqui no está ni cerca de mis preferidos. El miércoles se
ganó la titularidad: porque no hay actualmente un jugador que esté jugando
mejor que él (Jara está desarrollando flojos partidos) y porque a la entrega
que lo caracteriza, el miércoles le agregó simpleza. Bien abierto por la
derecha, se dedicó a desbordar y centrar (no siempre bien, pero quedémonos con
el concepto). Acosta por la otra banda también aportaba lo suyo: desmarque,
alguna gambeta, toque corto. Sin deslumbrar a nadie, le dio otro enfoque al
ataque. Carrillo estuvo muy bien marcado por los centrales paraguayos. Salvo
una vez. Cerutti…Cerutti es cosa seria, es un gran jugador, picante,
habilidoso, con buena pegada y gambeta. Intentó siempre, fue vertical, pero el
gol no lo tuvo como protagonista.
Libertad quiso comenzar una contra que Sánchez
Miño, por el centro, corta en el momento oportuno, agarrando a la defensa rival
saliendo. El pase para Auzqui es justo para que no necesite más que tirar el
centro al corazón del área. Ahí estaba el goleador que había tenido un partido
flojo…pero el goleador la paró, se dio vuelta y 1 a 0. A otra cosa.
Con el resultado a favor, el ingreso de Gil
Romero por Cerutti le dio mayor contención al medio y terminó por cerrar un
partido de los más difíciles que ha jugado Estudiantes de La Plata.
Luego de la próxima fecha por el torneo local
contra Banfield, el plantel podrá contar con un par de semanas sin competencia
internacional que deben servir para ajustar algunas cuestiones claves como la
defensa y el volumen de juego: Estudiantes de La Plata ofrece una rescatable
actitud, pero necesita ser más consistente en el juego y quizá la clave para
ello sea resignar un mediocentro de marca y colocar allí a un jugador con mejor
trato de pelota, que pueda unir la línea defensiva con la ofensiva, que
conduzca los ataques y facilite las transiciones (podría hacerlo Román Martínez,
hoy lesionado; Sánchez Miño definitivamente creció cumpliendo ese rol; quizá
pueda aparecer Jara allí). En cuanto a la defensa, es evidente que el plantel cuenta
con poco recambio en la zona central (tres centrales, dos con más de 35 años y
la posibilidad de Pereira) y además, también queda claro que los pocos que hay
no están pasando su mejor momento (de manera sorpresiva el más regular de los
tres es Shunke, quien a priori era número puesto para el banco). A Desábato le está
costando el arranque, como es habitual y a Domínguez se lo ve falto de ritmo a
causa de la lesión que lo marginó por un par de partidos del equipo. Es de
esperar que, con el descanso en la Copa, puedan recuperar su mejor forma física
y lograr levantar el nivel futbolístico.
Estudiantes de La Plata ganó un partido
dificilísimo, que lo deja muy bien posicionado de cara a la posible
clasificación para octavos de final, mas teniendo en cuenta la victoria de
Barcelona de Ecuador en Colombia. Pero aun está lejos de ser un equipo sólido.
Para alcanzar un mejor nivel deberá aprovechar estas semanas de descanso copero
si es que aspira a trascender. Trabajar, trabajar, trabajar. No hay secretos.
7 abrazos!
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