“Un buen primer tiempo. El segundo tiempo no jugamos a nada”.
Esta entrada podría terminar ahí,
en esa frase de Leandro Desábato pos partido porque define lo que pasó hace un
rato nomas.
Estudiantes de La Plata terminaba
hoy una larga seguidilla de partidos, contra Banfield, de local, con mayoría de
jugadores titulares, quienes habían descansado la fecha pasada (empate en La
Paternal), pero jugaron entre semana frente a Libertad de Paraguay. Y la
seguidilla terminó de la peor manera: derrota, con el atenuante de haber estado
adelante en el marcador hasta el minuto 43 del segundo tiempo. Si, en menos de
5 minutos Estudiantes de La Plata perdió el partido. Decepcionante.
El primer tiempo fue realmente
parejo y, hasta podría decirse, que Estudiantes de La Plata fue levemente
superior a la visita: tuvo buen desborde por derecha, con las subidas de
Aguirregaray y Rosales, despliegue en Gil (el mejor de ese primer tiempo), buen
trato de pelota en Sánchez Miño (nuevamente jugando por la banda izquierda,
lugar que, insistimos desde aquí, no lo favorece,
mas teniendo en cuenta su rendimiento cuando jugó de mediocentro, donde se lo
vió mucho mejor). Si bien la visita no dominaba, mostraba signos de que tenía intenciones
de lastimar: Bertolo por izquierda era una amenaza constante para la defensa,
en más de una oportunidad, el ex Boca quedó mano a mano con Shunke por la
ineficiencia de Aguirregaray y allí tuvo que intervenir Hilario Navarro (una
gran atajada en ese primer tiempo…en el segundo fue la figura del equipo).
Finalizando esa primera mitad, llegó un centro preciso de Cerutti a la cabeza
de Desábato que no perdonó: Estudiantes de La Plata se iba al descanso con el
marcador a favor.
“El segundo tiempo no jugamos a
nada”. Que el capitán, referente, líder, diga eso, no puede pasar
desapercibido. Y lejos de estar equivocado, lo que dice Desábato es
absolutamente cierto: Estudiantes de La Plata no jugó a nada: no jugó a atacar
de manera vertical, tampoco a tener la pelota en el centro del campo,
priorizando posesión sobre ocasiones de riesgo, no jugó a cortarle los
circuitos de generación de futbol al rival, mucho menos a defender decentemente
cerca de su arquero la ventaja. No jugó a nada. Probablemente haya habido un
plan. Seguramente el cuerpo técnico haya tenido una estrategia. Pero no se vió
en ese segundo tiempo.
Entonces pasó lo que hace una
semana atrás: un equipo sin ideas, sin una estrategia que se plasme en la
cancha, resigna pelota y terreno, se ubica cerca de la línea final y defiende…o
trata de defender, porque Estudiantes de La Plata defiende mal (seamos
brutalmente sinceros en esto y que no se ofenda nadie que acá estamos para
decir las cosas que vemos por el bien de Estudiantes, que es lo único que
importa, Estudiantes por encima de quien sea). Que la estrategia sea defenderse
cuando hace una serie de partidos que lo peor es la defensa habla de una mala
elección. Que la estrategia sea seguir sosteniendo la intención de ser vertical
con el cansancio acumulado también. Por supuesto hay, también, una
mala ejecución. No sabemos cuál fue la estrategia y eso es lo realmente
alarmante (démosle el dramatismo que se merece, no es el fin del mundo pero
tampoco estamos haciendo fila para entrar a un parque de diversiones).
El rival tomó nota de la anemia futbolística,
física y mental del equipo y lo atacó como quiso, cuando quiso y por donde
quiso. Cazares manejó los avances, Bertolo desequilibró y Viatri aguantó todo
lo que le tiraron. Inclusive el DT visitante incluyó a un cuarto delantero
porque sabía que debía atacar, el partido estaba para que Banfield ataque. Y Banfield
atacó durante 48 minutos. Hasta el minuto 43, Hilario evitó el empate: varias
intervenciones del arquero salvaron al equipo, lo que lo convirtió en la clara
figura de Estudiantes. Pero en el minuto 43, un centro cruzado, Pereira pierde
la marca, pelota al centro, Viatri: gol. Eso no es todo: minutos más tarde, Cazares
por el centro marca el segundo. Banfield fue mejor. Banfield ganó. Es verdad
que no había que hacer mucho para ser mejor que ese Estudiantes del segundo
tiempo.
Esta derrota deja varios
interrogantes.
¿La preparación física de los jugadores es la correcta? Es evidente
como baja la intensidad del equipo en los segundos tiempos. El calendario le
pasó una factura que, creo, ni los mismos integrantes del plantel esperaban que
fuera tan abultada. Estas dos semanas de receso copero deben servir para
recuperar la condición física del equipo. Pero hay más.
Con un calendario tan apretado,
que genera la merma física señalada, la
manera de jugar que propone Pellegrino ¿es la más indicada? El técnico
propone una idea vertical, dinámica, con poca tenencia de pelota, mayor presión
y poca elaboración: a los bifes. Es una idea que ha servido mucho en estos dos
años, los números así lo respaldan a Pellegrino. Pero ¿no será el momento de
resignar un poco de vértigo en pos de conseguir un poco mas de elaboración,
mayor tenencia, pases horizontales? Hoy, por ejemplo, luego de un primer tiempo
al estilo Pellegrino (por llamarlo de alguna manera) ¿no hubiera sido bueno
colocar a un jugador con mayor control de pelota por el centro del campo?
Parecerá un tanto repetitivo, pero Sánchez Miño pide a gritos jugar de
mediocentro y el equipo pide a gritos (mas fuertes) un jugador que piense en el
medio, que elabore, que decida para donde tiene que ir la jugada. No digo que
tenga que ser Sánchez Miño, pero con Román Martínez y Jara lesionados, es el
que mejor puede jugar allí. Dos mediocentros de batalla parece mucho cuando
los medios por banda no generan desbordes o llegadas profundas. Quizás sea el
momento para cambiar algunas piezas. Porque algo debe cambiar. Estudiantes de
La Plata no puede darse el lujo de que su capitán diga, con toda la razón, “no
jugamos a nada”. Estudiantes de La Plata no puede jugar a nada. Porque tiene
para jugar a algo, o a muchos “algos” distintos, el tema es elegir el mejor “algo”
para cada momento. Actualmente, cuando las piernas y, probablemente, la cabeza,
no dan para ser verticales, se queman todos los papeles, el equipo retrocede
casi que por inercia y, como defiende mal, es cuestión de tiempo: los goles
rivales llegan si el arquero no los evita.
Estudiantes de La Plata está a
tiempo de cambiar el rumbo. Si realmente pretende ser protagonista (tiene
material para serlo) deben tomarse decisiones que le devuelvan al equipo la
confianza en sí mismo, volumen de juego, serenidad y solidez. Hay trabajo por
hacer. Manos a la obra.
7 abrazos!
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