lunes, 16 de marzo de 2015

Errores varios

“Entramos once y terminamos los once,
el arbitro no existe, tenemos un plan
 y hay que llevarlo adelante”

“Ponés el equipo alternativo en La Paternal y te traes un punto. Firma acá”. Creo que todos hubiésemos firmado, o la gran mayoría. Pero, como dijimos en entradas anteriores, todo tiene un contexto, las situaciones se encuadran dentro de un ambiente determinado.

El partido comenzó de muy buena manera: penal a favor, gol de Mendoza.

Estudiantes de La Plata no cedió terreno: presionó con sus líneas bien arriba, obligó a los defensores locales a saltear el pase a Ledesma. El local llegó con peligro real sobre el final de ese primer tiempo: un cabezazo clarísimo que todavía no se sabe como no fue gol. Pero no lo fue, que es lo importante. El punto más alarmante de esa primera mitad, sin dudas, había sido la floja respuesta de la zaga central: ni Domínguez, ni Desabato brindaron seguridad con un ataque rival poco punzante.

El segundo tiempo no pudo comenzar mejor: pelota a las espaldas de los centrales locales y aparición de Carlos Auzqui (de lo mejor del partido, le habían cometido el penal y ahora ponía el dos a cero de cabeza). Todo parecía encaminarse hacia una victoria.

¿Cómo puede terminar en empate un partido que hasta ese momento era tan favorable? Falta de inteligencia individual, bajos rendimientos y error desde el banco en la elección de la estrategia de cierre.

El equipo rival, exigido por el resultado, se volcó sobre el campo de Estudiantes de La Plata y descontó rápidamente: una jugada con demasiados errores individuales como para que no se produjera la reducción de la diferencia. Acosta traba livianamente y no puede recuperar el balón en tres cuartos de cancha rival, Domínguez se agacha y deja pasar la pelota, Rosales no cierra correctamente y Silva no achica los espacios del área. Imposible que no sea gol. Primera muestra de “bajos rendimientos”.

Pero esto no fue nada. Solo el comienzo. Un minuto después del gol mencionado, Israel Damonte es amonestado correctamente. Y aquí aparece la falta de inteligencia individual. Un jugador experimentado, con varios partidos en el lomo, en un equipo alternativo, que lo tiene como referente (dentro y fuera de la cancha) y que va ganando dos a uno, comente una nueva falta tres minutos después de la primer amonestación (si, tres minutos después). Inadmisible. Inexplicable. Doble amarilla. Roja. Otra vez Estudiantes de La Plata con un jugador menos para cerrar un partido. Como en el Bosque (en ese partido Jara vio la roja). Alguien dijo alguna vez que en el futbol era muy importante tener equilibrio emocional porque “El fútbol es como esas competencias donde se ponen las fichas de domino una al lado de la otra:uno empuja una ficha y empiezan a caer todas, si un integrante del plantel cae,caemos todos”. Estudiantes de La Plata se cayó, se vino a pique y no perdió porque los partidos terminan a los 90 minutos mas el descuento, que fueron 5. De todas maneras, seríamos injustos si sólo culpamos a Damonte: es uno de los mas grandes responsables del resultado, si, sin dudas si. No es el único.

Dos minutos después de la expulsión del platinado, el cuerpo técnico decide mandar a la cancha a Leo Jara en lugar de un intermitente Acosta (se ve que cuando se sienta en el banco genera una expectativa que no se correspondió a lo que mostró dentro de la cancha). El mensaje era claro: tratemos de ganar el medio campo con Jara y Gil Romero (de buen partido, ojala sea el despegue para que vuelva al gran nivel que alguna vez mostro). Mendoza quedaba un tanto aislado, pero contaría con la asistencia de los dos mencionados mediocentros y Auzqui/Seijas por fuera. La teoría barbara, la practica floja. El equipo no hacía pie, no podía recuperar la pelota y la defensa cada vez se mostraba mas insegura: los centrales seguían con una tarde-noche para el olvido, Delgado y Rosales eran desbordados permanentemente, el medio no prevalecía.

Evidentemente había que tomar una decisión. Y Pellegrino la tomó. Y se equivocó. A los 25 minutos del segundo tiempo ingresa Shunke en lugar de Mendoza. El mensaje era mas claro que nunca: defendamos. El mismo mensaje que contra Gimnasia. Pero ¿Por qué resultó aquella vez y ayer no? Analicemos: aquel era el equipo titular, éste era el muleto. Aquel tenía en el arco a Hilario, este a Silva. Ayer la zaga central era algo bastante parecido al espanto, por aquel tiempo se mostraba solida. Contra Gimnasia no se resigno el ataque (tal es así que el partido lo sentencia una corrida de Cerutti, a pase de Román Martínez).

Ahora, pensemos ¿tenia otra opción Pellegrino? Y…tenía a Gil en el banco. Podría haberlo puesto al colorado por Seijas o Auzqui para insistir con el intento de ganar el medio de la cancha, para “sacar” al equipo de la proximidad de Silva y jugar el partido lejos de una defensa insegura, errática. Mas de uno dirá que es fácil decirlo sentado en un cómodo sillón, un día después, con el resultado puesto. Si, lo es. Sucede que los partidos se analizan: antes, durante y después. Y el punto es que Pellegrino no se equivoco porque empató, de ninguna manera. Se equivocó porque eligió cerrar el partido dándole el protagonismo a la zona de la cancha que peor estaba rindiendo. Es mas, ni siquiera el cambio per se esta mal hecho. Tranquilamente podría haber armado el mismo esquema pero unos metros mas adelante, defender más cerca del centro del campo. ¿Los jugadores inconscientemente se tiraron atrás? Puede ser, el cambio fue muy drástico (central por delantero).

Como sea, Estudiantes de La Plata se trae un punto de La Paternal. Pudieron ser tres. También pudo ser nada. Graves errores individuales y un error estratégico para prestar atención.

El miércoles tendrá revancha y deberá estar a la altura de las circunstancias si quiere seguir con vida en la Copa Libertadores de América. Aprender de los errores es una gran virtud que, todos esperamos, este plantel tenga.

7 abrazos!




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