Estudiantes duele. Y el que espera
encontrarse con un análisis futbolístico puede ir dirigiendo la flechita del
mouse al margen superior derecho. Porque esto ya no se trata de fútbol. O no se
trata sólo de fútbol.
Luego de la tan ansiada semana de descanso,
Estudiantes de La Plata visitaba a Boca en la Bombonera. ¿Alguien suponía que
el partido sería fácil? No. Lo mas probable, de hecho y para ser tan sinceros
como realistas, era traerse una derrota: un equipo que le cuesta de visitante,
que no venía desarrollando una idea clara de juego (ni clara ni oscura), que no
cosechaba mas que dudas con el paso de los partidos, contra un equipo en alza,
que se esta acostumbrando a ganar, de local y con un funcionamiento que mejora
partido a partido.
El punto es el cómo. Podes perder. Y acá
terminemos con esta falacia de los anti resultadistas (y algún resultadista obtuso
también) que piensan que un resultadista niega la existencia de la derrota: no,
señores, no es así. Se puede perder, se hace lo imposible por ganar, se deja la
vida en la semana y en el campo de juego por ganar y la razón justamente es
porque si no ganas (esto es realmente sorprendente para algunos, obvio para
otros) perdes y el deporte profesional pide ganar. Entonces, cortémosla con esa
chicana barata de feria.
Estudiantes de La Plata perdió un partido y
muchas otras cosas. En primer lugar, la fisonomía de equipo: no se expresó en
la cancha una idea de juego, una estrategia clara y sensata para ganar el
partido. Los primeros minutos fueron parejos, si. Pero un gol cambió el partido
y eso pasa cuando la idea no es clara, cuando el horizonte es tan difuso que no
se sabe bien para donde hay que ir. Citemos un ejemplo absolutamente extremo:
cuando Cruzeiro se pone en ventaja en la final de la Copa Libertadores a nadie (o a pocos) se le pasó por la cabeza que el partido estaba perdido ¿Por qué? Porque había
un plan, una idea, un horizonte claro y un camino a transitar. Que se entienda
la utilización del ejemplo, por favor. Ahora ¿la idea no es clara, los
jugadores no la entienden, el técnico no la transmite correctamente, los
jugadores no tienen la capacidad de llevarla a cabo, ya no creen que esa idea
sea la mejor? Difícil encontrar respuestas. Pero no es lo único que perdió el
equipo ayer (o el no-equipo). Nuevamente, como sucedió contra Argentinos
Juniors, aparecieron las expulsiones: infantiles, tontas, sin sentido,
inexplicables. La del técnico primero (llegando por decima vez tarde de un
entretiempo); la de Aguirregaray después, frenando groseramente un ataque en
mitad de cancha cuando había compañeros de frente para intentar contener el
avance; la de Auzqui, para completar el trío, pegando una patada obscena, fuera
de cualquier contexto (teniendo amarilla). ¿Qué marca eso? Falta de compromiso,
quizás, desconcentración, puede ser, desequilibrio emocional para no perder la línea
(quizá un poco de todo). La línea, eso es lo segundo que perdió Estudiantes de
La Plata.
Pero el partido (y todo lo demás) no lo
empezó a perder el domingo a las 18.15.
“El primer tiempo fue bueno. El segundo
tiempo no jugamos a nada. El merito es de Almeyda que fue a buscar el partido y
puso tres delanteros”. Palabras de Desábato, luego de la derrota contra
Banfield. No creo que a ningún entrenador le caiga bien que el capitán diga
eso. A mi no me caería bien, quizás a Pellegrino tampoco.
“Si hubiéramos ganando estos partidos nadie hablaría
de Sabella. (…)Todo lo que sale es porque alguien lo quiere hacer saber. (…)Soy
un convencido de que cuando los rumores están es porque salen de algún lado.
Salvo que Veron lo haga por atrás, pero no creo…”. Palabras del ayudante de
campo de Pellegrino, Carlos Compagnucci, durante la última semana. Vale
mencionar que fueron tomadas de una serie de tuits de Alejo Martínez (@ale_elcontra)
pero fui testigo de esa entrevista, la escuché en vivo (Alejo tuvo la gran idea
de volcarla en Twitter).
“En el entretiempo hablamos de terminar los
11 en cancha”. Palabras de Pellegrino después del partido contra Boca, en el
cual el equipo sufrió dos expulsiones, como ya dijimos, absolutamente
innecesarias. Palabras que no fueron las últimas: “De acá me sacan a la rastra.
Lo mejor esta por venir. Tirando todos para el mismo lado se puede.”
Estudiantes de La Plata perdió mucho más que un
partido. Y es realmente una lástima. Primero porque amamos a Estudiantes de La
Plata por sobre todas las cosas y los cosos. Segundo porque no creo que este
cuerpo técnico y gran parte de estos jugadores merezcan transitar este camino:
un grupo que sacó al equipo de la zona de descenso para volver a pelear torneos
y competir internacionalmente no merece esto que están generando ellos mismos.
El que quiera hablar solo de fútbol que lo
haga. Pero es difícil tapar el sol con un escarbadientes.
Hora de decidir. Que sea lo mejor para
Estudiantes de La Plata. Es lo único que importa, al fin y al cabo.
7 abrazos!
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