“Estudiantes de La Plata hoy tendrá que hacer el mejor
partido en mucho tiempo para poder conseguir eso que casi nadie cree que pueda
hacer. Tendrá que dar el máximo de sus posibilidades en cada centímetro de esa
enorme cancha.”
Lamentablemente
paso una semana después de lo deseado. Aunque siempre, mejor tarde que nunca.
Uno es un eterno inconformista en definitiva. Pero valoremos esto que pasó.
Estudiantes de La
Plata ganó en el Monumental. Cortó una larguísima racha de partidos sin perder
del equipo riverplatense en su mismísima casa. Una vez mas, Estudiantes de La
Plata dio la nota, como para incluir una página mas en el libro “Razones para
odiar a Estudiantes”, libro que ya debe ir por el enésimo tomo, lo cual nos
enorgullece.
Yendo estrictamente
a los noventa y siete minutos jugados ayer (dos adicionados en el primer tiempo
y cuatro mas uno en el segundo tiempo) hay que volver a decir lo que dijimos
hace una semana: planteo perfecto desde el punto de vista estratégico.
Estudiantes de La Plata expuso, ante el mundo futbolístico, cómo se le debe
jugar a este River (y Vélez tomó nota): presión alta, ataque profundo y lo más
vertical posible, ahogo a los centrales, marca pesada a Rojas y Pisculichi,
transito rápido en el mediocampo, centrales pegados a los delanteros. La
diferencia con la vuelta de la Copa Sudamericana no fue solo el resultado:
Estudiantes de La Plata logró la solidez defensiva que se necesita para ganarle
un gran equipo y este River, es un gran equipo. Para ganarle al equipo de
Gallardo hay que ser eficiente (eficacia mas efectividad) en ataque y sólido en
defensa. Y Estudiantes de La Plata fue mas lo segundo que lo primero, porque
tuvo chances para cerrar el partido y no las concretó (Correa y Auzqui en el
segundo tiempo tuvieron ese gol que hubiese sido tranquilizador).
En el primer tiempo
Estudiantes de La Plata fue decididamente en busca de abrir el marcador: juego
vertical, por las bandas, buscando en el centro a esos dos delanteros tremendos
que tiene Pellegrino (Carrillo y Vera son los primeros defensores, como le
gusta decir a Alejandro Sabella). Y el gol llegó mas temprano que tarde, porque
el que busca generalmente encuentra o, al menos, tiene mas probabilidades de
encontrar: Cerutti, demostrando que tiene condiciones de titular, desbordó por
la derecha, tiró un centro venenoso y entre Barovero y Vera hicieron el resto.
El equipo sostuvo la intensidad hasta los últimos quince minutos de esa primera
parte, en donde el cansancio, el marco y el rival, hicieron que se empiece a
defender más cerca de Hilario Navarro. Pese al retroceso, River no pudo generar
una chance clara de gol, solo un tiro libre desde muy lejos, muy bien ejecutado
por Pisculichi. El gran déficit de ese primer tiempo fue la contención en el
mediocampo: Leo Jara y Prediger no hacían pie y era algo que podía pasar, ya
que el planteo atentaba contra la protección de esa zona del campo, se jugaba
mas cerca de las áreas que del circulo central, los mencionados medios-centro
quedaban expuestos y su rendimiento individual no ayudaba ( antes de seguir
quisiera hacer una defensa innecesaria a Leo Jara: juega de lateral, de
mediocampista central o por la derecha, siempre con la misma intensidad, ayer
con imprecisión si, pero siempre con la actitud que un jugador de Estudiantes de
La Plata debe tener. Prediger hizo casi todo mal, con expulsión infantil
incluida. Acertó en dos quites claves, es justo decirlo, en el segundo tiempo.
Pero es muy poco, debe mejorar muchísimo su rendimiento).
El segundo tiempo
es para guardar en la gran biblioteca. Un planteo Sabelliano. Y aquí me
detengo. Los planteos no son buenos o malos según el resultado, es una mentira
eso de que “si se gana el planteo fue bueno, si se pierde el planteo fue malo”.
No. Lo que se explica a partir del resultado es la superioridad de un equipo
por sobre otro, no el planteo táctico-estratégico. Que generalmente un buen
planteo deviene en un buen resultado es indiscutible. Pero el planteo puede ser
bueno y las individualidades pueden hacer que el resultado sea otro, por aciertos
o errores, por jerarquía individual o por desatención colectiva. El ejemplo mas
reciente es el del jueves de la semana pasada, por copa sudamericana:
Estudiantes de La Plata logra el resultado, gracias a un buen planteo y errores
individuales de los centrales hacen que el resultado se de vuelta. Ningún
técnico puede defender por sus jugadores. Sí puede colocarlos de tal o cual
manera en la cancha. Y eso estaba bien. Fallos individuales atentaron contra un
buen planteo. En el segundo tiempo de ayer se mancomunaron el buen planteo y el
rendimiento individual. Y retomo el concepto “planteo Sabelliano” que podría
ser Bilardiano o Zubeldiano, pero elegimos Sabelliano porque ayer me pareció
ver cosas del gran campeón del 2010 en este punto: River jugó a lo que
Estudiantes de La Plata quiso que juegue en ese segundo tiempo. Tal es así, que
no generó una sola jugada clara de gol (solo Pisculichi, como en el primer
tiempo, inquietó con un tiro desde afuera). Lo llevó al embudo, a tirar centros
que, ayer si, fueron rechazados todos y cada uno de ellos por nuestros
defensores. Corrió el riesgo de defenderse cerca de un arquero que no le gusta
salir a cortar centros, confió en la capacidad defensiva de sus jugadores de
campo que esta vez no fallaron. Y los resultados están a la vista. Los cambios
reforzaron la estrategia a emplear y dejaron bien en claro a qué iba a jugar el
equipo hasta que termine el partido: Re, Goñi y Auzqui a la cancha por Correa
(de gran segundo tiempo, muy bueno), Vera (goleador que aparece en los grandes
partidos, clave si los hay) y Cerutti (lo dijimos, muy desequilibrante en la
primera etapa). Mas allá de que al hincha le genere nerviosismo ver que el
equipo se retrasa, que tiene poco la pelota, que el rival va y va
constantemente, hoy, reflexivamente, podemos decir que la decisión fue la
correcta: con una defensa solida, un rival nervioso porque no era su mejor día
y un trajín que no permitía sostener las formas de la etapa inicial, construir
un muro delante del arco fue una decisión acertada. Y Pellegrino la tomó. Como
muchas otras, como por ejemplo, sostener a los juveniles, sobre quienes ha
hecho un trabajo brillante, un trabajo de docencia que ya dio algunos réditos económicos,
que no serán los primeros y que, ojala, también sean la causa de próximos réditos
futbolísticos. También cambió cuando se dio cuenta de que su 4-2-3-1 valenciano
no cabía en el plantel que había comenzado a dirigir de este lado del mundo.
Eso lo hace pragmático. Y ayer fue más pragmático que nunca. Cambio de un
tiempo a otro y se acercó tanto a la victoria que la consiguió.
Punto y aparte.
Porque este tema que desarrollaremos a continuación merece un párrafo aparte.
Todavía existen seres humanos que pretenden que el rival juegue de la manera
que a ellos mejor les gusta para, así, poder ganar cómodamente. “Estudiantes no
juega al futbol, practica otro deporte” “Estudiantes se defendió todo el
segundo tiempo, no atacó” “Se dedicaron a destruir que es más fácil que crear”.
Lo cierto es que Estudiantes de La Plata ayer dio una clase de ataque en el
primer tiempo y una de defensa en el segundo. Si hubiera entrado la de Correa o
la de Auzqui, mencionaríamos un seminario de contraataque también, pero bueno,
será el punto a corregir, entre muchos otros. Si, Estudiantes de La Plata se
defendió todo el segundo tiempo… ¿Y? ¿Está prohibido? Ah no, no les gusta que
el rival defienda…es precisamente por eso que el rival lo hace mi estimado
asno. En fin, es una discusión larga que seguiremos dando.
Solo 12 puntos
quedan en juego. Estudiantes cosecha 26 hasta el momento. El objetivo
seguramente será igualar o mejorar lo hecho el torneo pasado (32 puntos). Si
Pellegrino sigue por la línea del pragmatismo, como lo viene haciendo, y los
rendimientos individuales son cada partido más sólidos, el futuro es alentador.
Por mas planteos Sabellianos longaniza.
7 Abrazos!
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