Es un tipo normal. Aunque la palabra normal sea medio
peligrosa, debemos decir que este es un tipo normal. Vive en Los Hornos, con su
señora, hace ya varios años, tantos que ya ni siquiera recuerda la cantidad exacta. Bajo en
estatura, hombre de pocas pero certeras y sinceras palabras. La cantidad de
arrugas que tiene en su cara lo presentan como un hombre que ha tenido que
lucharla para poder darle a su familia lo mejor que él tenia al alcance. La
humildad en persona.
Ese es Pepe.
Un buen día, Pepe comienza a entablar una muy linda relación
de amistad con un personaje indudablemente importante de la vida de todo hincha
de Estudiantes de La Plata.
Esta amistad se desarrolla a lo largo del tiempo, toma cada
vez mayor preponderancia y se afianza de tal modo que si hoy la vida los reúne,
ellos ven en el otro a un hermano.
Pepe vivió de cerca todas y cada una de la etapa de su
amigo, de su hermano: lo vio en la cima, cuando con un humilde (como ellos)
club argentino gano en la tierra de los piratas británicos; lo siguió en su
carrera europea y también supo acompañarlo cuando su amigo, su hermano, decidió
jugar en tierras cafeteras. Hasta en un momento, Pepe tuvo la oportunidad de
trabajar con su amigo, quien había tomado una selección (o equipo, el dato no
lo recuerdo con exactitud) de menor relieve por Centroamérica. Pero Pepe no
acepto: no quiso molestar, su intención no era ganar plata a costa de su amigo,
de su hermano. Pepe estuvo al lado de su amigo (cerca, bien cerca) cuando éste
se las vio malas…muy malas.
Esta gloria de nuestro amado club, ha tenido varios hijos
con el transcurrir de su vida, y como era de suponerse, eligió a Pepe como
padrino de uno de ellos…
Ya por estos días, el destino (disfrazado de novia de un
amigo), hace que este humilde servidor conozca al famoso Pepe. Fue el 24 de
Febrero de 2012, día en el cual, decidí pasarme de equipo y dejar a los
solteros sin un jugador más cerebral que dinámico, con más técnica que
despliegue, en fin, un jugador frustrado. Mi flamante esposa quiso pasar a
buscar a mi amigo: todo estaba orquestado, la asociación licita había
organizado todo sin que yo me diera cuenta. Fuimos hasta una casa en Los Hornos
y allí estaba mi amigo…con Pepe.
Me pidió si lo podíamos llevar al country y de paso pasábamos
la tarde allá: ya algo tenía un olor raro. Acepte como quien acepta ir a su
casa, de la manera más natural y cortes, de primera mano Pepe me cayó muy bien.
Llegamos a la puerta del Country. Yo sabia que mi amigo no
tenia carnet de socio, ha decir verdad ni siquiera es pincha. Antes de que
pueda ensayar alguna patética excusa, Pepe baja la ventanilla de la puerta
trasera de mi auto y le dice al muchacho de la entrada: “Hola soy Pepe, el padrino de Sebastian”.
No se si pueden imaginar mi cara en ese momento: una mezcla
de incredulidad, asombro, alegría, desconcierto, todo junto. Lo cierto es que
el pibe nos dejo pasar sin mostrar nada de nada. Estacionamos frente a la
cancha de hockey y allí nos estaba esperando una empleada que dirigiéndose a
Pepe dijo: “¿Usted es el padrino de
Veron?, pase por acá por favor”
Luego de un tiempo de espera frente a la cancha 1, Pepe
decide dirigirse nuevamente hacia la zona de la pileta. Es como si algo le haya
dicho por dentro que debía ir a recibir a su compadre que estaba llegando,
porque allí apareció su amigo, su hermano.
Luego de algunas bromas entre ellos y algún que otro chiste
con respecto a la locura que habíamos cometido en el registro civil, Juan Ramón
Veron ingresó a la inexpugnable concentración del plantel profesional y, de mas
esta decirlo, le pidió a Pepe que lo acompañara.
Los jugadores estaban realizando algunas tareas en el
gimnasio antes de comenzar la practica en la cancha 1: cada uno que pasaba
saludaba tan respetuosamente a Juan Ramón como a Pepe, si estaba cerca del héroe
de Manchester merecía el mayor de los respetos.
De un momento a otro, sucedió lo que todos estábamos
esperando…el calvo y robusto hombre de seguridad nos apuro para que entráramos
a la concentración y una vez dentro, pudimos verlos, allí estaban: Pepe y su ahijado.
“Así que se casaron? Bueno Felicitaciones – dijo quien ya
todos saben
Solo dos frases pude decir en los eternos 2 minutos que duro
el encuentro. La primera fue:
“Este es el momento mas importante de mi vida”
A lo que él, entre risas, respondió: “no es para tanto”
“Te aseguro que se va a olvidar del civil, pero de esto
nunca” – dijo mi señora, que me conoce mucho mas de lo que pueden imaginarse y,
además, respeta eso que conoce de mi, lo cual hace que la ame profundamente.
Luego de alguna risa mas y una foto para encuadrar, nos
disponemos a sacar una entre los tres y él dice: “Perdonen chicos la
transpiración, es que estaba en el gimnasio”.
Y tras la foto “bueno empieza el entrenamiento, un gusto y
felicidades”
Mi segunda frase fue tan escueta como infinita: “Gracias
Bruja…por todo”
En su mirada pude ver a una respuesta sincera y
esperanzadora, algo así como “hice todo lo que pude, pero todavía falta”.
Ya trotando hacia su lugar de trabajo dijo: “¿Pepe te
quedas?”
“Si Seba”, contesto Pepe.
Así se termina esta hermosa historia que alguna vez contare
cuanto los calendarios ya hayan dado varias y varias vueltas…
Alguna vez les contare a mis hijos y a mis nietos que pude
conocer en persona al ahijado de Pepe.
7 abrazos!
PD: aquel “pincha de ley” de la anterior entrada nos ha
dejado una enseñanza de vida, dejo hasta la ultima gota de energía en ese hospital,
soporto mas morfina que nadie y hoy nos mira desde arriba con la tranquilidad
del que lo dio todo…Salud!
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