El 10 de noviembre de 2011, se
publicó en este espacio una nota titulada “Las 4 patas”. Hoy, luego de 5 meses,
debemos continuar la antipática historia.
Pero antes de comenzar y que los
conceptos nos atraviesen de tal manera de no poder frenar a tiempo, quisiera
dejar en claro ciertas cuestiones.
Hay dos maneras de hacer las
cosas, dos caminos, dos direcciones que todo el tiempo cualquier mortal debe
elegir. Una persona puede tomar el camino fácil, el que recorta el trayecto,
aquel que se ofrece radiante y tentador, ese que nos invita a juzgar y
prejuzgar la realidad antes de analizarla, entenderla, debatirla. Esa misma
persona, en cambio, puede ser generosa consigo misma, y hasta con la sociedad
toda, si elige el camino de la reflexión, de la honestidad conceptual, de la
critica brutal pero no por eso menos constructiva, el camino sin dudas mas
difícil pero, a la larga (y esto es lo verdaderamente valioso), mas
gratificante.
Ponerme detrás de un teclado a
defenestrar a Juan Manuel Azcozabal por la realidad que nos toca vivir, seria
lo mas fácil, por lo que los invito a tomar el otro camino…les aseguro que vale
la pena.
Aquella
entrada de principios de noviembre intentaba señalar la responsabilidad de cada
uno de los 4 elementos que componen la cosa: dirigencia, cuerpo técnico,
jugadores, hinchas.
Y aquí
debemos volver siempre, no ahora que las cosas no andan tan bien como quisiéramos,
sino también cuando van bien, para mirarnos a la cara y tomar nota de cómo
debemos actuar, aclarando que andar bien no es solo un resultado deportivo, es
mas, diría que en ese momento es cuando debemos reflexionar y pensar si
realmente ese resultado deportivo devino de la fortaleza de las cuatro patas de
la mesa o si alguna, suplió las carencias de otra. Es un ejercicio crítico
bastante complejo de llevar adelante, pero ese es el camino que elegimos desde
aquí.
Para
entender el presente, a menudo debemos echar un vistazo al pasado, a veces mas
reciente, a veces más lejano. Y es allí en donde encontramos malas decisiones,
errores individuales y colectivos, incapacidad, mala administración de
recursos.
Sin dudas
(y perdón por la dureza que supone no dejar abierto un espacio de duda que
siempre es bueno en tanto posibilita el debate) todo comenzó a desmadrarse con
la salida de Sabella: es allí donde encuentro el primer gran error (entre otros
muchos errores, y otros tanto aciertos, seamos justos, lo mas posible) de las
cuatro patas. Luego siguieron Berizzo y la impaciencia de la gente (incluyan a
este joven exitista, pero quédense tranquilos que estoy curándome) y Russo con
sus 11 incorporaciones prestadas, decisión tomada por un dirigencia que sabia
que lo único que la podía salvar era el resultado deportivo
Mas tarde, asumió
la actual comisión directiva y encontró un escenario más crítico que el que
muchos suponían: una deuda de 60 millones de pesos, con 21 millones olvidados
en el baúl de las cosas que debemos meter debajo de la alfombra hasta estar
fuera y, desde afuera, tratar de explicar lo inexplicable. Con ese panorama, se
decidió ubicar como director técnico del primer equipo a un hombre muy
identificado con el club, muy cercano a los jugadores, pero sin experiencia en
el cargo: el Vasco Azconzabal tomo las riendas del equipo.
Un fin de
campeonato anterior aceptable y un comienzo de este certamen sin derrotas,
hacia suponer que todo volvía a la normalidad, como si la normalidad de
Estudiantes de La Plata
sea salir campeón todos los años, como si la década del noventa no hubiese
existido, como si el pos Zubeldia no haya sido real sino parte de una película
de ciencia ficción. Con esto quiero decir que debemos (obligación, no hay otra
salida) tener memoria y recordar que nadie nos regalo nunca nada, que todos nos
costo el doble y que si salimos adelante en las bravas fue por la unión de
todos los sectores y no por obra y gracias del espíritu santo. De ninguna manera
quiero decir que si viene otra década del noventa penando en el mar de la
mediocridad debemos quedarnos de brazos cruzados, lo que hay que hacer es
revisar las cosas que se están haciendo mal para que eso no pase, teniendo bien
presente que campeón es uno solo.
En cuanto a
las responsabilidades actuales, podemos decir que la dirigencia opto por un
cuerpo técnico sin experiencia, probablemente sin la capacidad (hoy por hoy, y
con todo el respeto que merece el Vasco y su grupo de trabajo) que el cargo amerita,
pero que es barato teniendo en cuenta los números del mercado de técnicos.
Podemos decir que se prioriza la economía del club, y que el siguiente paso es
deshacerse de varios jugadores que cobran sueldos altísimos y no aportan en
consecuencia.
Yendo al
plano futbolístico, la responsabilidad del cuerpo técnico es real, tampoco
vamos a liberar de culpa y cargo al Vasco porque es un buen tipo que te hace
precio porque sos conocido. Las falencias se notan más que nada en los
planteos, en la estrategia (el ejemplo mas concreto fue el partido con Boca),
en el armado del banco y en las variantes que realiza durante el partido (Carrillo
faltando 3 minutos para terminar el partido contra Rafaela). Pero bien, debemos
decir también que desde este espacio no tenemos un nombre que nos asegure todo
eso que el actual cuerpo técnico no tiene, esta es una discusión que ya se ha
debatido en más de una mesa pincha: ningún técnico tiene la vaca atada, nadie
asegura nada, encontrar a una cabeza de grupo mejor es una tarea complicada.
Por el lado
de los jugadores, y apelando al mas profundo respeto y amor que uno siente por
tipos que nos sacaron de la mediocridad y nos devolvieron la gloria, debemos
decir que el armado del nuevo plantel debe traer aires nuevos. La renovación debió
empezarse el semestre pasado, quizá hoy tendríamos a 2 o 3 pibes mas
consolidados, mas la realidad es la que es, y depende de nosotros que sea
mejor. Se tendrá que analizar cada uno de los casos y determinar quien
realmente sumara en el futuro. Desde aquí no nos parece prudente comenzar a dar
nombres hoy, con las cosas tan convulsionadas.
Por ultimo,
necesitamos que las cabezas de los hinchas de Estudiantes de La Plata realicen una apertura
tan necesaria como superadora. Hemos vivido una época gloriosa, inolvidable,
que disfrutaremos por siempre. Hoy es el momento de poner el pecho, de apoyar
las buenas decisiones y mostrar el descontento pero siempre (repito, siempre)
desde la buena fe, la prudencia, el respeto y la honestidad que merecen los
actores involucrados. El exitismo no conduce a nada, de la misma manera que el
conformismo. Debemos ser tan realistas como críticos. Como dijo un entrañable
personaje: no seamos amargos.
Esta es la
situación actual, no debemos desconocerla, sino que hay que enfrentarla con
todas las armas que tenemos: trabajo, humildad, dedicación, esfuerzo,
solidaridad, todos conceptos bien metidos dentro de cada uno de nosotros.
Desde aquí
confiamos en que la cosa mejorará, pero para eso quizá tenga que pasar un
tiempo, por eso debemos estar mas unidos que nunca, igual que cuando nos
abrazábamos en 7 y 50 por alguno de los tantos logros que supimos conseguir.
Estudiantes
de La Plata
necesita de las cuatro patas…empecemos a sumar a la causa.
7 Abrazos!
7 Abrazos!
Muy buena nota Manu.
ResponderBorrarEs así, desgraciadamente la mayoría vivi del exitismo y no le gusta la realidad. "Se es algo mientras estás allá arriba, sino no me interesa" con este tipo de pensamiento no se llega a nada, porque desgraciadamente, campeón es uno sólo, y son 20 los que buscan ese título. Muchos luchan para estar o otros para permanecer y unos pocos para ser campeón. En los últimos tiempos tuvimos la suerte de estar en este último grupo, pero cuando las cosas salen mal y bien mal barajadas, hay que saber ver el paño y reacomodarse. Repensar y fortalecernos en aquello que nos falta. Rearmarnos para volver a estar entre los que quieren ser campeón, pero no por deseo sino porque tiene todas las cualidades para serlo. Un equipo no se arma sólo por nombres, sino por forjar un grupo homogéneo, amalgamado que se cubre uno al otro, que se ayudan y colaboran entre sí. Hoy desgraciadamente no lo veo. Pero creo que tenemos material para hacerlo.