martes, 30 de agosto de 2011

Leon herido

Nefasto. Ni siquiera para olvidar. Más bien para recordar. Recordarlo todos los días de nuestras vidas. ¿Qué pasa Estudiantes de La Plata? ¿Cómo puede pasarte esto?
Un primer tiempo aceptable: una defensa que parecía acomodarse ante una delantera por lo menos inquietante, generación de un par de ocasiones bastante claras de gol, llegadas por afuera, tiros de media distancia. No obstante lo antes señalado, todavía quedaban pequeñas esquirlas de la noche del viernes pasado: un medio campo un tanto impreciso, un Matías Sánchez que no para de hacer méritos para que el mediocampista central de la cuarta empiece a ilusionarse con su oportunidad en primera división. Para colmo de males hasta la gata elegía casi siempre el camino menos indicado, el más fangoso.
De todas maneras, se veía una leve mejoría, parecía que el objetivo del cuerpo técnico coincidía con lo que marcábamos en nuestra anterior entrada: se debía mantener la vaya en cero.
Después de toda esta música, como hago para explicarles, entrañables amigos, que en 5 minutos de jugado el segundo tiempo el rival genero 4 ocasiones claras de gol. Y claro, de tanto ir, la fuente se rompió: la defensa volvió a ser aquella que dio pena contra los sanjuaninos. Errores individuales asombrosos y preocupantes. En este momento recuerdo uno puntal del colo Re, el cual le deja el espacio al delantero rival para girar y sacar un remate a “quemarropa”. A esto sumémosle la falta que hace Mercado (espero que haya salido para “descansar” un par de partidos), que la hace porque estaba mal parado, cerrado y entonces el rival abre el juego por la banda y el chubutense queda a una distancia enorme del mediocampista de Arsenal. En su afán por evitar que el mencionado contrincante lance el centro, el numero cuatro de Russo (si Miguel, es tuyo, como tuya, en gran parte, es el la responsabilidad de este lamentable momento que nos toca atravesar, que no será el ultimo ni el primero, pero que ni el mas pesimista imaginaba) se abalanza sin ton ni son y comete una falta que, a la postre, se traduciría en el uno a cero. Tras cartón, el técnico manda a la cancha a González y lo saca a Mercado. Un brutal y teledirigido mensaje. Pero lejos de ser un cambio para bien, la variante provoco que Carbonero (otra vez de lo mejor) se tenga que tirar a la banda, invitando a, no solo Arsenal, sino todo Sarandi a atacarle la espalda. En una salida, el cafetero se equivoca, comete infracción y “clin! Caja”: dos a cero abajo.
El viernes me fui con la confianza de que el tiempo nos tendería una mano, porque los primeros 25 minutos invitaban a confiar. Pero lejos de ser una mano, hoy pienso que lo que nos tendió fue una trampa: no nos podemos quedar solo con la leve mejoría defensiva del primer tiempo, porque con eso no alcanza. Es elocuente que se necesita un cambio de mentalidad, un barajar y dar de nuevo. Aquí hay fallas mas profundas que un cambio mal realizado, una mala cobertura defensiva, un pase mal entregado o un gol errado. Estamos en presencia de un mensaje que no llega, de una escasa o nula confianza en la idea que el entrenador pretender vender a sus dirigidos. Esta es una de las versiones con menos matices que podemos ver de nuestro amado Estudiantes de La Plata. Y eso, preocupa y mucho por un lado, pero por otro lado (y de esto quiero aferrarme, porque sino no tendría sentido levantarme mañana a luchar ahí afuera) genera esperanza: no creo que veamos algo peor a lo visto entre el viernes y hoy hermanos pinchas. Peor de lo que defendió hoy Estudiantes los primeros 20 minutos del segundo tiempo no se puede defender. Por lo menos, este equipo no puede permitirse a si mismo otro rendimiento tan nefasto. Entonces solo queda comenzar la levantada. El destino nos sitúo en el fondo para poder tomar impulso y resurgir (una vez mas, como ya es costumbre en una Institución que hace de la lucha y la reafirmación de ideales un constante y necesario culto).
Quiero pedir disculpas por el tono de esta publicación, quizá fui un poco duro. Sepan entender a un demente león herido que sabe que saldrá de este maldito presente antes de lo que muchos piensan y quieren. Porque esta Institución sabe de caerse, pero mas sabe de levantarse. Porque muchos de estos jugadores, junto con las generaciones gloriosas del 60 y 80 nos enseñaron y demostraron que otro mundo es posible, si lo encaramos con hidalguía, trabajo, humildad y sacrificio.
Hoy estoy muy triste, mañana mi cabeza seguirá levantada, porque acá no se murió nadie, solo necesitamos que el León vuelva a rugir.

7 Abrazos.
  

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