sábado, 2 de junio de 2012

Llorar de alegría


La habitación de un adolescente es algo así como un bunker, su lugar en el mundo. Allí escucha música, se junta con sus amigos, pega todos los pósters que se le antoja.

Lo recuerdo como si hubiese sido ayer…fue tan movilizante ese momento.

Mi humor no era el mejor, ya que no había podido ir ese día a la cancha (algo que realmente me apenaba) por lo que, clausuré todas y cada una de las puertas de mi bunker para que absolutamente nadie me molestara; puse el sillón delante de la radio (el presupuesto familiar no contemplaba partidos codificados) y todo comenzó.

Era un partido crucial, definitorio: si ganábamos nos poníamos a uno del puntero, que había perdido. Era la anteúltima fecha, y eso que nunca me había tocado vivir estaba cerca…muy cerca.

Ni bien comenzó el partido, baldazo de agua fría: 26 minutos del primer tiempo y el Polo Quinteros pone el uno a cero para Argentinos.
Tuvieron que pasar 50 minutos para que Pavone lo empatara: ese grito fue desahogo puro, estábamos ahí, era nuestra oportunidad.

En una sociedad machista como la que la raza humana ha construido a lo largo de los años, hay una cantidad de cosas que le están prohibidas al varón, porque, justamente, es eso, un varón, un macho cabrío que viene a poner orden y mano dura a la cuestión, ¡Que Tanto!...entre esas cosas que este muchacho adolescente no debe hacer, si es que pretende ser un verdadero hombre, es llorar: eso que se lo deje a las minas, o a los homosexuales, que son enfermos sociales. Un macho no llora, un macho contiene el llanto, para que lo demás no lo vean llorar, a ver si todavía le aflora algún sentimiento de esos como el amor, la angustia o la alegría…la alegría.

El partido se moría, y con él la esperanza de muchos de los que soñábamos con eso que finalmente llegó, en aquella memorable final en el Amalfitani. Era empate, ellos se iban a tres, jugaban de local la ultima fecha, en fin…

Lo recuerdo como si hubiese sido ayer…

Minuto 87 de partido, bronca, desesperanza, amargura y de pronto el relator grita: “llega Verooogoooool!!!!!!!!”

Son esos momentos que uno no sabe que hacer. Alguien algún día debería escribir un manual titulado “Aprenda a reaccionar ante momentos inolvidables”. Porque fue eso, un momento inolvidable en mi vida.

Mi grito fue tan fuerte que ya ni lo escuchaba, cuando a lo lejos, una voz: “¡Gol hijo, gol! Esto es Estudiantes!!!”…Mi viejo estaba escuchando el partido en su habitación, rememorando sus viejas épocas de radio, cuando compartía con su mama tardes enteras acostados en su cama, mientras mi abuelo salía a trabajar…
El corazón me explotaba. Salí corriendo, crucé toda la casa y llegué hasta el cuarto de mis viejos: no necesitamos ni mirarnos, nos fundimos en un abrazo eterno…en realidad no fue un abrazo, fue una fusión de sentimientos…y allí las comencé a sentir, primero se asomaban temerosas, distantes, con algo de pudor, pero al instante se largaron sin reparos y se abrieron camino por mi mejilla: estaba llorando…llorando de alegría, de emoción.

Cuatro minutos después, como para darle un tinte aun mas dramático al asunto, un muchachito paso a la historia por ser el jugador que mas agradecimientos obtuvo de los hinchas de Estudiantes de La Plata por hacernos un gol (Gracias Choy).

Ese día comprendí varias cosas: primero que la esperanza es lo ultimo que se pierde…segundo que no soy un macho, sino un tipo con sentimientos (no siempre buenos) que se permite demostrar lo que le corre por las venas…y por ultimo, que no hay nada mas lindo en esta vida que llorar de alegría.

7 Abrazos!



4 comentarios:

  1. Manu, ¡¡EXCELENTE..!!

    Un hombre no es Hombre hasta que no aprende a llorar.

    Y si es de alegría, pues... ¡mucho mejor!!

    Un abrazo, nos vemos en el Ateneo...

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    1. Asi es Dr! Usted lo ha dicho!

      Nos vemos pronto!

      Un gran abrazo!

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  2. Muy lindo recuerdo.
    Había escrito bastante y se me borro así que voy a tratar de reconstruir parte de lo que escribí.

    Esos son momentos que quedan en la memoria para siempre junto con las emociones que sentiste. En mi caso, de ese partido tanto no me acuerdo porque coincidió con mi fin de secundario, el que si tengo grabado en la memoria es el partido contra Arsenal.

    Abrazo

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  3. La verdad que me encantó cómo lo escribiste y me imagine cada escena de la que contabas. Muy emotivo.
    Yo creo que Estudiantes nos hizo sufrir muchísimo esos minutitos hasta que llega el GOL! Pero ese momento y la final, fueron los peores de mi vida también, demasiado suspenso, pero por suerte con un final inolvidable.
    Te felicito, muy copado el blog!

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