Retomamos. A veces uno se aleja
de ciertos espacios. Porque necesita seguir agregando incertidumbres que lo
alejen de la única y definitiva certeza que nos presenta la vida. Porque ciertos
espacios forman parte de la dispersión y el placer, y uno le esquiva bastante a
esas cosas (algún día esto cambiará, espero más temprano que tarde).
El caso es que aquí estamos. Comienza
una nueva historia… ¿comienza una nueva historia? ¿O se repiten algunas
anteriores? Hay quienes sostienen que “lo que no se resuelve, se repite”.
Trasladémonos imaginariamente
(si, usemos la imaginación de vez en cuando que es gratis, por ahora) al año
2006. A mediados de ese año, Estudiantes de La Plata, sus hinchas, éramos
testigos de la vuelta más ansiada. Más allá de la gran expectativa generada alrededor
de la cuestión y, puntualmente, del protagonista de este retorno, ni el más
optimista podía presagiar el comienzo de una nueva etapa gloriosa para el club:
sabíamos que era un regreso sin igual, que volvía una estrella a nivel mundial,
que iban a pasar cosas importantes…pero ¿tanto?...bueno, eso que nadie pudo
imaginar (qué difícil es darse lugar para imaginar)…eso pasó.
Lo que también pasaron fueron los
años y, alrededor de Juan Sebastián Verón, fueron creciendo todos y cada uno de
los jugadores que compartieron con él los diferentes planteles. Con el tiempo
(ese muchacho que irremediablemente pone a todo y a todos en su merecido lugar)
nos dimos cuenta que Verón hizo buenos a los regulares, muy buenos a los buenos
y excelentes a los muy buenos. Potenció hasta al muchacho que vendía semillitas
en la rambla del Estadio Cuidad de La Plata (¿Único? Je…Que gracioso).
Pero Verón es una persona de
carne y hueso, y un día el cuerpo le pidió que parara la pelota, como tantas
veces se lo pidió un partido y él, con una claridad pocas veces vista, propia
de un elegido para esto del fútbol, lo hizo.
Mucho se habló de cómo sería la
vida de Estudiantes de La Plata después del retiro del emblema, del símbolo, de
la bandera hecha jugador, del hincha transformado en megaestrella deportiva. Muchos
suponían (suponíamos) que ese grupo de jugadores referentes iban a poder
continuar con su legado, que iba a ser una transición difícil, pero que se iba
a poder superar. A la luz de los acontecimientos, nos hemos equivocado bastante
(no es la primera vez y no será la última). Ninguno de los que quedó pudo
ocupar el lugar de Verón: dentro de la cancha era previsible ya que un jugador
con ese nivel sale muy de vez en cuando. Pero ¿cuántos líderes naturales y con
esa capacidad para hacer mejor al resto conocemos? Quizás nos volvimos a
equivocar y lo realmente difícil era reemplazar al líder fuera del rectángulo. Y
no creo que sirva de mucho buscar culpables, los que estaban hicieron lo que
pudieron, algunos mejor, otros peor, con la ayuda necesaria de los otros
actores o con poca ayuda…el punto es que la realidad nos lleva otra vez a donde
estábamos hace unos años…aunque algunas cosas hayan cambiado, desde luego: en
el 2006 el equipo estaba consolidado y Verón vino a darle eso que le faltaba
para dar el salto; hoy, lamentablemente, la realidad es otra. Hoy estamos
parados delante de un camino que tiene dos opciones: retomamos la vieja y
gloriosa senda (de a poco, sin cometer locuras, con prudencia y seriedad, que
nadie se confunda) o continuamos por el camino que conduce a un final poco
feliz. Estamos a tiempo de todo. Y Verón lo sabe. Y sabe que él debe estar. Y Verón
está. Hace su parte, se expone (nueva e innecesariamente en tanto ser humano
que tiene la vida de sus próximas siete generaciones resuelta).
La pregunta que quedará pendiente
y que debemos empezar a pensar (que también es gratis…al final me doy cuenta
que muchas de las mejores cosas no tienen precio) es: ¿Qué vamos a hacer
nosotros?
En primer lugar, habría que
definir a que nos referimos cuando decimos “nosotros”. Nosotros somos los
hinchas, los socios, los dirigentes, los entrenadores, los compañeros de
equipo, los empleados del club…seguramente me falta algún que otro
participante. Todos aquellos que queremos a un Estudiantes de La Plata cada día
más grande.
Definido el sujeto, comencemos a
plantearnos el qué. El tipo vuelve otra vez (me gusta el termino vuelve a
volver, me da la sensación de que alguien que vuelve a volver no se fue nunca)
porque se da cuenta que es importante desde adentro de la cancha, en el
vestuario, en el día a día. No nos alcanza con que sea dirigente, tenemos que
verlo ahí adentro, ese es su lugar o, en realidad, es el lugar que nosotros y
él queremos que sea su lugar…al menos por ahora…por ahora.
Y aquí comienza lo malo…o lo
diferente. Hasta este punto estamos todos contentos: Verón volviendo a
Estudiantes da La Plata para ser jugador. Mágico, increíble, emotivo, inmenso. Sucede
que, el ahora, alguna vez va a formar parte del pasado. Y también sucede que no
siempre Verón va poder volver al lugar que nosotros queremos, por la sencilla y
puta razón de que es un ser humano: muchas veces nos creímos que no lo era,
pero algún día no podrá seguir volviendo a donde él y nosotros quisiéramos.
Pero
no todo está perdido. Es más, insisto con esto, estamos a tiempo de todo. El destino, formado por
la voluntad de los mortales, nos da una nueva oportunidad: el líder retoma su
lugar exacto, no uno parecido, no una que esta cerca pero que no es, regresa al punto exacto en donde queremos todos, lo tenemos otra vez en donde no pudimos asumir que se vaya…empecemos a
asumirlo. Disfrutémoslo dentro de la cancha, pero pensando que algún día va a
tener que correrse de ese lugar para aportar desde otro sitio, algún día no
podrá calzarse la roja y blanca y salir a la cancha, entonces, trabajemos juntos
para que ese día nos encuentre preparados, porque “lo que no se resuelve, se
repite”, con la salvedad de que no se repite siempre idénticamente, la exactitud de esta situación no es moneda corriente, de hecho no todo es tan exacto en esta historia, como ya lo dijimos. No obstante, no todos
tienen la fortuna de que se repita como se repetirá aquí. Para algunos no hay
segundas oportunidades. Para nosotros sí. Aprovechémosla.
7 abrazos!
PD: Gracias Bruja…otra vez.
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